EL PODER DE LA SUMISA
Hace varios años publiqué un artículo de contenido similar a éste en otra web de BDSM, y el resultado fue variopinto. Un número de usuari@s estuvieron de acuerdo con mi tesis, especialmente la gente que se toma el BDSM de un modo más, digamos profundo… mientras que otro grupo lo criticó con vehemencia. Este grupo fue el del “BDSM simple”, es decir, más kinky y/o de “Me pone mandar y que me obedezcan” y “Me pone obedecer”. Ambas opciones son respetables, pero si buscas la profundidad desde el concepto básico de lo que significa el intercambio de poder, lo que voy a exponer es irrefutable.Espero que nadie se sienta ofendido, pues se que es un tema sensible y no pretendo herir sensibilidades.
Creo firmemente que este texto puede ayudar a personas que comiencen o con poca experiencia. Después, una vez con la información, cada un@ que decida lo que le interesa.
Comenzaré con el concepto básico: La sumisa es quien tiene el poder sobre ella misma, y si decide ceder este poder es una cesión en base a su voluntad y a su criterio. Nada más ni nada menos.
Cede el poder a quien ella cree que lo merece, o a quien le apetece cedérselo, momentáneamente o durante un periodo largo, pero debemos tener muy claro que la sumisa recupera el poder sobre ella cuando lo decide. Por tanto, un Dominante no ostenta ningún poder propio, sino el que le otorga la sumisa. Y ese poder se gana cada día. No se puede Dominar a quien no te da ese poder. Punto.
Por ello hablamos de que el Dominante debe tener un alto grado de humildad, y nunca olvidar que su poder ha sido cedido. En base a su actuación como Dominante, ese poder crecerá, se enriquecerá… o menguará y hasta desaparecerá. Y cuando un Dominante pierde el poder que le ha sido cedido, la relación BDSM o Ds finaliza. Por eso siempre pienso que la mayor amenaza para una relación Ds es la pérdida del poder por parte del Dominante, que puede ser producto de varios factores: Negativa de la sumisa a ser Dominada, falta de capacidad de Dominación, desequilibrio emocional en un@ o ambos, factores externos a la Ds, etc.
En una relación esporádica de sesión, el poder también es cedido por la sumisa, pero a mi modo de ver es una cesión más fácil que no afecta a su yo convencional, a la persona. En el escenario de una sesión, todo debería estar consensuado de modo muy claro y hay poco margen para el error, siempre que el Dominante respete el consenso y que la sumisa no se arredre ante lo que se ha comprometido, aunque tod@s podemos tener momentos de fragilidad y hay que ser flexibles.
Y ahora hablaré de mi caso, es decir, de cómo lo siento yo.
Desde mi posición de Dominante, a menudo reflexiono sobre el poder que mi sumisa tiene sobre mí, pues mi placer y plenitud dependen totalmente del
suyo. Es decir, me planteo… ¿Quién realmente Domina a quién? La consabida frase de “El Dominante es el sumiso de la sumisa” cobra valor.
Un Dominante no lo es sino somete a una sumisa que le ofrece lo que tanto necesita, y la sumisa no se someterá si su Dom/Amo no la merece.
Una sumisa emocionalmente sana necesita que su Dominante siempre esté por encima de ella y se lo demuestre sin imponérselo. No pondrá su cuerpo, mente y alma a disposición de nadie que no tenga el valor que ella necesita. Las sumisas, generalmente son mujeres inteligentes y fuertes, que solo cederán el poder a alguien más fuerte que ellas, y si su Dom no tiene ese valor superior, a la larga buscará a otro que la merezca.
En este sentido, me gustaría expresar mi admiración por las sumisas que exigen a sus Dominantes y que les llevan a crecer y superarse día a día.
Una relación de Dominación/sumisión no hay que entenderla como una lucha de poder en la que manda el mas fuerte, todo lo contrario, sino en un intercambio de poder merecido y voluntario. Es pura libertad. Los Dominantes tenemos el deber y responsabilidad de ganarnos el respeto y admiración de nuestras sumisas, pero no por la fuerza, sino con inteligencia, determinación, seguridad, honestidad y humildad. Si ello no existe, se produce la mediocridad, aparece la manipulación y el abuso.
Un Dom seguro de sí mismo, íntegro y considerado no necesita demostrar su poder. Eso se produce de modo tácito. Es inherente a la relación porque se lo gana cada día en forma de reválida. Creo que las actitudes de sobrepoder, es decir, “yo mando y tu obedeces porque eres sumisa” vienen de la propia inseguridad, que genera miedo a la pérdida del poder, y al final, si la sumisa es fuerte e inteligente, llevarán la relación al fracaso.
Siempre digo que cada sumisa tiene un tesoro en su interior. Es suyo. El Dominante debe encontrar la llave para abrirlo. A veces la encontramos y a veces no... pero el tesoro sigue ahí.
Y no hablo solo de una relación Ds completa. Para mí, una sesión, es algo único e irrepetible, donde me entrego totalmente al placer de ella y vivo de sus gemidos, de sus expresiones y de sus muestras de gozo y satisfacción. Ella es quien me da la felicidad. No lo entiendo de otro modo. Necesito que ella deposite toda su confianza en mí y que sea de mi propiedad, para poder hacer lo que salga de mi interior sin ningún límite que no haya sido pactado. Eso extrae lo mejor de mí, y me lleva a una dimensión que sería totalmente imposible sin ella. Cada día que pasa necesito sentir esto con mayor intensidad. Sería incapaz de tener una relación convencional, aunque solo fuese para sexo. Me faltaría lo más importante.