Un saludo a todos.
Ser amante del BDSM no me convierte en desviada sexual, máxime cuando precisamente todo lo pacto y consenso de antemano.
Para que exista un Dominante ha de existir un sumiso, y viceversa. En mis prácticas no hay nada reprobable, ilegal o contra “natura”: no tengo relaciones con niños, adolescentes o animales. De hecho no acepto sumisos menores de cierta edad porque deseo que sean adultos plenamente conscientes de lo que hacen, sin que les influya la ignorancia, o la revolución de hormonas.
Tampoco tengo prácticas que entrañen algún riesgo de sangre, como el medical, ni el scat porque ante todo me gusta que mis encuentros sean completamente sanos e higiénicos.
Poseo un CI que ya quisieran muchos, y he sido, y soy, madre ejemplar y abuela modélica. Durante toda mi vida laboral he sido muy bien considerada por mis superiores, subalternos, clientes y proveedores. Mi palabra siempre ha sido de fiar y he manejado importantes cantidades de dinero, muchos cientos de miles de euros, de las que daba cuenta hasta del último céntimo….
Si por ser Dominante alguien piensa que soy una persona desviada sexualmente…. Que antes de juzgarme se mire en un espejo, porque EL PROBLEMA DE LAS MENTES CERRADAS ES QUE SIEMPRE TIENEN LA BOCA ABIERTA Y HABLAN SIN SABER….
Por todas estas razones, jamás haría un test para comprobar mi “grado de desviación”…
Y si es un tema de broma, la considero de mal gusto dado que se permite juzgar a otros.
No pongo en duda que haya gente que no sepa distinguir el bien del mal, y se le confunda con un sádico, cuando simplemente son sociópatas…. Lamentablemente muchos que no saben de que va el BDSM se piensan que es un cajón de sastre donde se admiten todo tipos de prácticas, y nada más lejos de la realidad.
Mis sumisos me consideran un Buen Ama, “título” que se da a muy pocos Dominantes dentro de nuestro “mundillo” porque conlleva poseer el menos común de los sentidos: El Sentido Común.
Cuido a todos como mis “bienes” más preciados porque no concibo mi vida sin sus atenciones, y me precio de dar a cada uno lo que necesita en todo momento.
Por cierto, fui la primera mujer en inscribirme en el grupo de BDSM, cuando tan solo había registrados apenas cuatro miembros más.