Historias que publicamos
Hoy escribi la continuación de una mini historia que publique por aquí y ya no esta. Se borran las publicaciones de esta pagina y siento como si desapareciera jajaja… Os copio mi antiguo relato: Ataque final, y su continuacion por si me quereis leer.
ATAQUE FINAL
Como en los videojuegos que jugaba, llegó una ola muy fuerte de potentes rayos que la atacaban. El nubarrón del cielo se había vuelto completamente negro y creó un gran rayo directo a su corazón. Atravesó la capa de seguridad y le dio de lleno. Cayó al suelo y se retorcía de dolor. Mientras, la capa la protegía de todos los otros rayos que atacaban. Sentía a su compañero luchar por su lado, todos sus recursos de energías que la ayudaban estaban puestos en esa capa de seguridad. Estaba desesperándose. Levantó su cabeza y le vio. Su enemigo estaba enfrente y le miraba a los ojos. Sostuvo su mirada, y le dijo: no voy a rendirme, tendrás que matarme si puedes.
Pero el malvado enemigo había cambiado su color. Ese rojo sangre que le envolvía se estaba transformando en verde. La mirada de ella le había enviado toda esa energía verde de toda la naturaleza que les rodeaba.
Aquel personaje verde, levanto su vara, y apuntando al nubarrón, lo disolvió dejando ver el sol detrás. Después desapareció con el nubarrón. Ella se levantó y siguió luchando con las gotas que caían de las pequeñas nubes que quedaban. Pero sabia que había ganado. Tan solo quedaba esperar.
Sintió a su compañero, seguía luchando a su espalda. Ya no necesitaba tanta energía en su capa, así que cedió parte a su lado. En eso consistía compartir ese espacio de seguridad. Cada uno aportaba la energía que podía a esa capa y gracias a ello se protegían del mundo exterior.
Esperaba poder dejar de luchar en breve, darse la vuelta y poder fundir toda esa energía con su compañero y tomarse un descanso de paz en medio de esa guerra.
NO EXISTE UN FINAL
Había pasado mucho tiempo desde el ataque. Su compañero, Gandalf, había vuelto a su tierra, aunque sentía su presencia y su apoyo en la distancia. La vida había vuelto a florecer para Taya. Pero esa tarde apareció un nubarrón en el cielo. Y de nuevo rayos de pensamientos iban hacia ella. Se cubrió con su capa, los rayos no la atravesaban, pero la golpeaban y dañaban. Vio a su antiguo enemigo, Horgo, el no la atacaba, pero su cuerpo ya no era tan verde, tenia manchas rojas y un tono amarronado que hizo que le tuviera mucho miedo. Iba acompañado por una diablesa. Ella tenia el color rojo y disparaba unos rayos fuertes que dañaban la capa. Horgo la vio y la agarro para que parara. Taya aprovechó el momento de pausa y la miró.
Taya tenia una mirada llena de amor, y atacaba con su mirada a todos esos diablos rojos que se encontraba. Los teñía de verde, y en algunos casos, el diablo verde regresaba a la luz, dejaba de atacar personas, y dedicaba miradas a diablos rojos al igual que Taya. Como era el caso de Horgo. La mirada tan profunda que Taya le había dedicado tiempo atrás le había vuelto un ser verde, aunque su cercanía a otros diablos ensuciaran su color. Horgo quería teñir de verde a Jarim, la diablesa roja que atacaba a Taya. Era muy poderoso, pero aun no sabia usar su poder, asi que torpemente y con miedo miraba a Jarim con mucho amor para teñirla de verde. Taya estaba dolida, intentaba mirar, pero lo hacia con miedo y solo conseguía parar los ataques de ella. Horgo no quería que siguiera dañando a Taya, así que convenció a Jarim para irse y esperaba volver a ver a Taya acompañado de una verde Jarim. Taya tenia miedo de que Horgo volviera a oscurecer, se despidió de él con lagrimas en los ojos, y sus miradas inundaron todo de un verde precioso, el cielo se despejo de nuevo, el sol salió, y Horgo se marcho con una Jarim con manchas verdes en su cuerpo. Taya lloraba, pero sabia que tenia que confiar en Horgo, el tenia que aprender a manejar sus poderes, y esperaba volver a verle y fundirse con el.
Lloraba, pero sabia que estaba en el camino correcto, seguiría caminando y tenia la ilusión de encontrarse con Gandalf, con Hodor, y con mas seres verdes con los que fundirse profundamente y recargar toda su energía.