Duele sin doler, doliendo.
Hoy no escribo en verso, aunque quizás debiera. Sencillamente necesito escribir, compartir algo, refugiarme en las letras. Es por V, por cierto, a quien hace poco dediqué unos versos aquí mismo.Me encuentro fuera de Madrid por motivos profesionales y coincido con ese amor platónico al que llevo años, en plural, intentando seducir. Vaba ilusión. Sus primeras dagas fueron desde el matrimonio feliz. Hoy, apenas hace unas horas, me hiere con otra lanzada aún más punzante: hay otro, y esta vez no es mi marido.
Y ahí estás tú, trovador, para que gloses mi ilusión y también mi dolor, para expresarme y sentirme arropada ante ese sentimiento de culpa por hacer y sentir todo lo contrario que dicta la lógica del mundo normotípico al que todavía pertenezco. Maldito mundo
normotípico, causante de tanta desafección.
Y ahí estoy yo, abrazándola y sabiendo que ese abrazo cada vez me separa más de ella. Que estaré ahí para que se refugie en mi compañía, en mi verbo fácil y atrevido que de algún modo también le ha ayudado a alzar su lanza contra mi. Gracias amigo, le falta decir. Paradójico: yo mismo le he mostrado una senda que no va a recorrer conmigo.
Duele, no lo voy a negar. Pero al tiempo me reconforta verla ilusionada, con esos ojos destellantes que me recuerdan a un amor de juventid. Y me necesita, los caminos de Hoz siempre necesitan buenos compañeros de viaje. Ahí estaré, observando como avanzas conmigo y sin mi, desde la cercania y la lontananza de estar con una persona que tienes al lado y al mismo tiempo se encuentra tan lejos.
Me ayudan tres cosas:
1. Pensar que alguien más está ahí para que se sienta viva y altiva, que desafíe el mundo y que un día se transforme en guerrera.
2. Escribir, sencillamente.
3. Saber que, afortunadamente, yo también puedo aventurarme en mis propios caminos de Hoz con mujeres a las que también quiero y admiro.
Ya me lo habéis dicho más de una vez: "eres un ñoño, profe". Así es.