La Valquiria
Tambores de guerra resuenan bajo el pecho de fervientes guerreros ávidos de gloria.Su instinto imparable les arroja a batallas sin fin tan antiguas como la propia humanidad.
Sobrecogedores gritos envuelven la atmósfera, espesa de gélidas sombras que palidecen extenuadas.
Suspirando ante una frágil esperanza en la rugiente oscuridad, encuentro tu espíritu quebrado.
Mi impávida mirada te señala, agitando tus palpitaciones y ahogando tu respiración.
Piadosamente te entrego mi mano, susurrando una llamada a ascender del cruel olvido.
Alejados del polvo de la contienda te doy a beber de mi copa y curo tus heridas de la soledad y el vacío.
Vences el miedo que devora tus entrañas asoladas por la incertidumbre y te alzas con ánimo renacido admirando mi gracia divina.
Tu preciosa esencia enternece mi alma insondable, que deja caer su armadura, haciéndola vulnerable.
Mi aliento se desliza por tu piel lacerada, acercándose allá donde nacen los deseos y luego hacia tus ardientes labios prendidos de lujuria.
Sujetas mi furiosa cintura y cabalgamos irremediablemente hasta la luz de la Aurora, pues esta noche sólo tú caerás ante mis brazos.