El reto
Una amiga de estos lares me ha lanzado un reto al que no me podía negar: decir algo de las mujeres de Joyce con quienes mantengo más contacto, guardando naturalmente su anonimato y lanzando un mensaje que solo pueda ser entendido por ellas. En cualquier casi, a todas las chicas con las que he coincidido y con quien también hablo les debo algo y me siento enormemente afortunado y agradecido por su confianza, sus mensajes, sus fotos... Siempre he aprendido algo de cada una de ellas.
Tengo una maravillosa compañera de viaje a quien al segundo día de vernos, allá por 1995, le susurré que tenía el presentimiento que ella y yo acabaríamos casados. Era un presentimiento real. Hoy seguimos descubriendo nuevos mundos, incluido el universo liberal. Eres mi otro yo.
A Joyce llegué gracias a una estilográfica bien afilada. Siempre envidiaré a tus amantes.
Señorita luminosa hace florecer todo a su lado. Ella es mi Anita Ekberg en la Fontana de Trevi, tal como se imaginó en La Dolce Vita. Me importas mucho y mucho más que me gustaría importarte, aunque fuese una noche.
Del espacio y el tiempo ha surgido alguien que me levanta con una chispa muy especial. La verdad, no sé lo qué es, solo que también tengo un presentimiento especial, al igual que me ocurrió en 1995 con mi otro yo: vamos a pasar momentos memorables, únicos, aqui, allá y en el medio. Comenzamos el 14 de septiembre?
En los mares del sur vive una diosa que es colega del alma, a la que adoro en fondo y forma, por todo lo que eres y por todo lo que representas. Sueño con esa cena con ópera, susurrándote en italiano mientras subo mi mano por tu falda. Solo para empezar.
En Madrid vive una chica con un corazón enorme. Para mi es un hada madrina, una chica mágica.
También hay alguna chica que está encontrando su otro corazón, quizás incluso ya lo ha encontrado. Nuestro destino no estaba en la otra app.
Me siento un privilegiado, la verdad. Muchas gracias por todo.