Como el agua
Puede que te haya dado una imagen equivocada, puesto que no soy de fuegos que abrasan y queman todo a su paso. Más bien me definiría como el agua. Porque mansa y tranquila en su tarro de cristal, puede destrozarlo en mil pedazos si las condiciones se lo permiten. Y es que siempre fui más de marineros, de los que son tranquilos y serenos. De los que esperan en su barco encallado a orillas del Mediterráneo ver cómo las nubes toman forma, cómo las aguas se agitan poco a poco y saben cuándo en ellas deben entrar, tomando las olas con firmeza al saber que se ha desencadenado la imponente tempestad.
Y para ti, puedo ser ese agua como tú quien oscile la temperatura, y que con ello entiendas de lo que verdaderamente soy capaz.