Terral
Sopla el viento de poniente meciendo a su paso las palmeras que adornan a la capital de la Costa del Sol, recordando que su verano es eterno y funde cuerpos y almas en su incombustible crisol.Terral, terral...
En tierra de uvas pasas y de verdiales, de pinsapos, espetos y de la sal del mar, de pieles morenas y ojos castaños, anhelo con impaciencia tu llegar.
Aquí, donde los Montes ven a sus orillas el Mediterráneo suspirar por llegar a sus cimas. Tierra de enamorados y de placeres soñados, de espuma rota contra la roca, de sexo desenfrenado y, sobre la arena oscura, los deseos desencadenados.
Terral, terral...
Escondes bien el secreto de quien te quiere conocer. Y es que, quien te prueba, espera con impaciencia volver. Porque qué triste se siente no disfrutar las noches bajo la Manquita, mojando de vino dulce los labios en una de sus terracitas. Esas donde parejas y aventureros se ponen cita y comprenden al anochecer lo que las pieles suscitan bajo el calor de la fantasía malaguita.
Terral, terral...
Te me cuelas entre sábanas como la cálida brisa que provoca mi despertar. Abriendo los ojos, viéndote a mi lado, eres mi sueño hecho realidad.
Escucha mi clamor, que soy yo quien te grita en suspiros los besos que aún me debes. Esos que a la distancia te evocan el sabor de mis desvelos y que retener a duras penas puedes.
Y siento tus manos desabrochando las ataduras de mi cuerpo, liberando a la nimfa que baila sus tormentas por tu piel, recorriendo tus veredas a mordiscos, a pellizcos... Acrecentando los sentidos que palpitan sobre la tela que esconde tu deseo, absolutamente renacido de entre las llamas en su pleno apogeo.
Jamás comprenderás cuánto te deseo.
Terral, terral…
Invádeme con tu saliva, que me recuerde el placer que se siente al sentarme sobre tu boca para que a sorbos te sacies de mis orillas, con esos vértices rasurados que me producen las más deliciosas de las cosquillas.
Húndete quebrando mi ser, comprobando hasta dónde puedes hacerme estremecer. Que de los temblores de mi cuerpo alimentas tu deseo mientras descontrolada contemplas cómo me veo. Siempre a ti entregada, sin temor a nada, gimiendo y enloqueciendo entre las centellas que despiertas en mi vientre cuando sobre tu rigidez me siento a horcajadas. Y sientes los ríos que de él me fluyen empapando tu sentimiento, vinculándome a tu pensamiento, a tus horas soñadas, a tus fantasías más deseadas.
Al tormento de tenerme lejos y a la bendición de nuestro próximo encuentro.
Ese que espero como las cerezas aguardan al verano para crecer al tiempo de florecer. Fresca, con los labios tersos y deseosos de saciar su sed, los rizos alborotados y el fuego quemándome la piel. Y cómo no amarte a gritos si pocos hombres me han hecho sentir más mujer.
Tú, con tu infinita alegría, con tu profundidad y templanza, con el amor que me demuestras en esa mirada que me llena la vida de luz.
Terral, terral...
Quien ha venido a esta tierra y no ha encontrado su lugar es porque no ha vivido sus noches de desenfreno junto a las orillas del mar. Bajo la luna llena, cubriéndonos de un manto de estrellas, la arena será testigo del sudor de nuestros cuerpos al entonar la sinfonía más bella.
Ven conmigo a disfrutar las horas bajo el viento de terral. Aquí te esperan mis olas, no lo pienses más.
T'∞!