Cruces de mayo
Hoy sueño con tu boca en mis labios, rozando suavemente con la punta de tu lengua el fervor que me entona las notas más altas. Mis muslos son el apoyo de tus manos, cuyos dedos se clavan en mi piel sin compasión, deslizando furtivamente uno a través de la humedad que delicadamente me consigues extraer para alzarme entonando gemidos de pasión. Sutil, delicado, vas siguiendo la circunvalación de la anatomía del epicentro de mi placer, y lo bordeas para pasarte las normas por alto y moverte de arriba a abajo haciéndome estremecer. Sabes que ante tu tremenda osadía poco más puedo hacer, salvo entregarme por completo a tus caprichos hasta terminar de enloquecer.
Colecciono por mi vientre la reminiscencia de los besos que me has dado, fiel reflejo de los momentos que he compartido a tu lado. Cómo duele y gusta sentirte en el recuerdo, cuando tus manos poseen a las mías para deslizarse de nuevo entre las curvas de mi anatomía. Despacio y sin prisa, chapoteando en el silencio, siento que tu esencia me vuelve a poseer para arder entre las llamas de tu incendio.
Y siento que en esta noche de cruces de mayo te anhelo y te necesito. Que duele despertar con el perfume de tus flores y no tenerte aquí conmigo. Que necesito apaciguar la sed que mi cuerpo te siente y por la que a veces te maldigo. Que has conseguido entrar en mi vida para jamás caer en el olvido.
∞!