Entre trigo y rosas
En una de nuestras múltiples conversaciones, te pedí de favor un imposible. Y eso que tú me lo consientes absolutamente todo. Tanto que si por ti fuera, no solo me bajarías la luna, sino que escriturarías todas las estrellas para que nunca dejase de brillar mi luz. Sin embargo, el tiempo siempre se nos clava con sus agujas en lo más profundo del alma para recordarnos que nada es eterno.
Ay, esta cabecita mía…
Permíteme que te diga que tengo la maldita costumbre de sorprenderte. Y es que no me resisto más a en el color de tus ojos perderme. Que entre trigo y rosas deseo contigo estos días revolverme.
Quiero cantarte esta noche hasta que desnudos nos sorprenda el sol con nuestras sempiternas ganas de más. Que tu lengua se retuerza en el temblor de mis piernas mientras mis gemidos consigues alzar. Y que aprisiones con la firmeza de tus manos las curvas que recorren mi anatomía, esa que forma la prisión de puertas abiertas de la que no te dejas escapar.
¿Y por qué te escribo todo esto? Bueno, porque como te dije, tengo ganas de verte. Y la paciencia no es sabia consejera cuando en vuelo me alzas a las corrientes que surcan el deseo de nuestras dos mentes tan retorcidamente conectadas. Mi hambre necesita saciarse en tu voz, en tu perfume, en tus labios y en la sorpresa que te vas a llevar cuando salgas a mi encuentro de una forma tan irresistible como inesperada.
Y es que, tresor meu, esta es mi única forma de amar: la vuelta al reloj le he conseguido dar. Qué no haría yo por rascarle unas horas más si con ello, a tu lado, puedo disfrutar.
T'∞! Amb bogeria 🌹