La noche de la tierra

**********nancd Hombre
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La noche de la tierra
(...) solo el hombre de la luna mira cuando los pequeños niños duermen.
Canción de cuna alemana, traducción libre.
La mira con el insomnio de Dios, con la vigilancia de las piedras. Los muros están agotados. En la oscuridad solo la pantalla ilumina su cara. Su faz parece deshebrarse y devenir la misma masa de píxeles. Él puede pausarla, ralentizarla, sumirla en bucles eternos de sus pequeños bailes. Es un consuelo la ilusión de apresarla como la ha apresado la técnica (ha sido la cámara la perversa original, una mirada desdoblada).

-Haley Healey uploaded a new video!!!

Ese basto territorio es todo igual. El estacionamiento de un Walmart, una estación de combustible, la fachada de una casa en los suburbios. Pero la delatan los margenes en el encuadre de sus videos. Ella está cerca. Él simula en su mente la acechanza hasta el instante en que la toma por los hombros. El desenlace siempre es el mismo.

"No tuve oportunidad" piensa con autocompasión cada vez que se sorprende con ideas repugnantes. No hay esperanza para él, quizás así se hacen los monstruos.

I

La mañana del día en que todo se echó a perder, a la mesa del desayuno, su madre le acarició la cara y le dijo que era el hombre más bello del mundo. Gran día. Esperaba la noche con ansias. Todo parecía muy prometedor. Sería realeza de la única que importa: realeza adolescente. Era el final de las vacaciones de verano antes de entrar a la preparatoria. El hermano mayor de su mejor amigo daba una fiesta en casa y ellos podían asistir. Ellos tenían "eso", algo magnético, no parecían estar afectados por el miedo y las inseguridades propias de esa edad (lo "cool", una cualidad tan arbitraria como indiscutible). El futuro se veía bien. Tomaban Coors light del refrigerator, miraban a las chicas del senior year y ponían atención a la jerga y los gestos de los chicos mayores para copiarlos más tarde.

La puerta de un dormitorio se abrió y salieron dos chicos acomodándose los pantalones y la camisa. A través del salón y entre el ruido se encontraron sus miradas con las de él y su amigo. Uno de los tipos levantó el pulgar mordiéndose el labio inferior y señalando después la puerta, luego se fue riendo. Había algo recomendable ahí dentro.

El has de luz de la puerta entre abierta alumbró el cuerpo desnudo de una chica inconciente. La habían desnudado con brusquedad y prisa. Tenía los shorts enredados en los tobillos y la blusa enrollada bajo las axilas. La puerta se cerró pero en la oscuridad supo él encontrar las partes. Parado al lado del cuerpo dejó caer las yemas de sus dedos sobre el abdomen, éstas vagaron un poco hasta dar con el terreno rugoso de la aureola y la punta endurecida de un pezón. Olvido si su amigo estaba allí también. De rodillas sobre la cama se acercó a ese cuerpo, separó sus muslos, dejó caer su tronco sobre ella, metió su cara entre su pelo, apretó mejilla contra mejilla. Ella olía a caramelos Starburst y vodka. Con poca pericia se abrió paso entre carnes secas, su glande y su prepucio se lastimaban con empujones torpes. La estaba rompiendo, él era la dureza, ella dormía. Pronto no soportó más; con sus glúteos tensionados y esforzándose demasiado eyaculó dentro de ella. Abrió los ojos. Alguien había encendido la luz y ahora había varias personas en el cuarto. Una chica empezó a gritarle ¡violador! y a golpearlo con los puños. Chicos mayores reían viendo la escena y también le llamaban violador. Él cayó al suelo. Intentaba escapar de los golpes al tiempo que cerraba sus pantalones.

Escapó. No eran aún las 12, era en efecto el mismo día de la caricia. Una noche fresca de verano con un rumor de grillos y una luna llena. "Habrán consecuencias", pensó. Violador. "No" se dijo a si mismo, no quería cargar con eso.

Por años recorrió todo al este de las Rocallosas en su vagabundeo, en su escapar. Desde hace un tiempo lleva una existencia mediocre. Es el trabajador estrella en un taller de cambio de aceite. Sus compañeros le miran con desconfianza. Los demás trabajan con elevadores hidráulicos, él es el único que aún prefiere la foza de inspección. Pasa los días ahí metido bajo la tierra en un espacio estrecho. Es su tumba en vida, fresca en verano y acogedora durante el invierno.

El aceite de caja Valvoline tiene un color sangre neón, algo le orinan encima los carros antes de que pueda apurar los bidones. Le cae una gota sobre su mano. Observa la gota discurrir sobre la línea formada por el índice y el dedo del medio en su puño cerrado, es un grieta de carne y sombra allí donde se aprieta la piel. Lleva la punta de su lengua a la grieta y la lame hasta sus nudillos.

Ocupa sus noches y días libres en elucubraciones, en fantasías. Las chicas bailan en su teléfono y él no debe contenerse, sus ojos son fauces y zarpas. Es casi un virgen, un monje. 20 años han pasado desde aquella noche. A Haley la siente cerca. Volverá con la piel del cabro y su rastro de pezuñas se perderá de la tierra. Se tiene que masturbar en su foza y su semen se mezcla con aceite viejo en el suelo.

II

-You have a massage from Rebecca Jansen

Su verdadero nombre es Rebecca. Puede comprobar en su perfil de instagram que es ella. Allí tiene fotos con familiares y amigos. Quiere verse con él en persona. Acuerdan una cita en un restaurante cerca del aeropuerto.

No por haberla tejido con hambre es su trampa menos minuciosa. Los contrapesos caen precisos y se elevaban las palancas.

Como lo pactaron, la encuentra sentada en una mesa para dos con la cabeza clavada en su teléfono. Lleva su pelo recogido en una cola de caballo y el cuerpo de los vídeos lo esconde bajo un jersey que le queda muy grande. No es tan pequeña como él imaginaba. Le lanza ella entonces una mirada fría mientras él toma asiento y le dice:
• eres menos asqueroso de lo que esperaba.
Salta pronto a la razón del encuentro con aire de persona de negocios y sin tiempo que perder, pero primero le advierte:
• acabo de hace par un en vivo desde esta mesa. Acá hay cámaras de seguridad y en el estacionamiento.
Tiene un poco de acné en la barbilla y en las mejillas. Toma un sorbo de su bebida acercando la pajilla a su boca con unas uñas largas y extravagantes, exhala y prosigue con su mirada penetrando los ojos del él.
-la plataforma tiene un sistema de alertas. P0Funciona con inteligencia artificial, big data, un algoritmo... No lo sé. Me alerta de posibles acosadores y pervertidos siguiendo mis cuentas. Al parecer tu encendiste estas alarmas y generaste una alerta de peligro potencial. Yo no me quiero esconder ni terminar huyendo como le ha pasado a otras chicas. Tengo algo bueno aquí entre manos, me están contactando marcas y otros productores de contenido, no quiero se arruine todo por una alimaña miserable. Por eso te cité, quiero acabar esto de una vez. Una amiga dejó una mochila con sogas, cintas y un cuchillo en el platón de tu pickup. Llamaré a la policía en cualquier momento y te llevarán. Verán los vídeos de seguridad y el historial de tu teléfono. Estás jodido.

La cuenta de Rebecca desde la cual lo había contactado ya no existe. Rebecca no existe. Era cierto, estaba jodido.

Una mesera espera tomar la orden parada al lado de su mesa. Él habla por primera vez. Se dirige a la mesera y le pide el pastel de carne acompañado de patatas al horno y vegetales al vapor. Ella ordena una ensalada y otro refresco de cola.
Llega la comida. Él come con tranquilidad y después de pasar el último bocado rompe su silencio. Ocurre algo inesperado, él hace un despliegue de encanto y carisma. No es otra cosa que un fervoroso admirador. A lo largo de su actuación ella deja de fruncir el ceño, se asoman pequeñas sonrisas que se convierten en carcajadas. Él se muestra sumamente caballeroso y ella suelta su teléfono celular por primera vez en señal de renunciar a su plan.

Él dice entender lo importante que es su tranquilidad, se disculpa mil veces por el malentendido, paga la cuenta y le jura no volverá a saber de él.

Su amiga cómplice en la trampa se ha ido y ahora ella espera un Uber que tarda demasiado. De a poco oscurece. Lo ve através del estacionamiento acercarse a su pickup, él le sonríe y se despide con la mano. Antes de abrir la puerta, la mira nuevamente y señala el asiento del copiloto ofreciendo llevarla. Se ve ella en un predicamento, sopesa sus prevenciones. El tipo ya le parece familiar. Mira de reojo la mochila plantada en el platón de la Ford Ranger antes de subir y solo al cerrar la puerta tras sentarse se percata de su error.

No existe el sistema de alertas de la plataforma. Las cuentas de las chicas que le habían dado el plan para deshacerse de su acosador; todo había sido él. Está segura no podrá abrir la puerta desde el interior. Él le arrebata su teléfono con brusquedad antes de poner en marcha el motor y lo arroja por la ventana.

III

Ahora hay silencio. Ella luchó los primeros minutos, lanzó patadas, escupitajos; profirió insultos, amenazas. Arruinó sus magníficas uñas en esa lucha fútil. Después tuvo una fase de llanto y ruegos para que la dejase ir. Ahora había silencio en la cabina del auto mientras atravesaban los campos pacíficos por las carreteras rurales, evitando las autopistas. Era el condado menos poblado de aquel estado.

De la nada, como si lo hiciese para sí misma, empezó a hablar con tono resignado y fatalista.

-Me iré como mi madre, me matará un imbecil. Supongo que así funcionan las maldiciones. A mi me cuidaron, me criaron para que no cometiera los errores de mi madre. Ella estaba dañada, ¿sabes?, buscaba situaciones degradantes, era autodestructiva. Trastorno bipolar con razgos de personalidad límite, era el diagnóstico. Una de las cosas que hacía era colarse en fiestas, derramaba algo de licor sobre su blusa y se tumbaba en algún rincón a esperar que abusaran de ella.
Después de tenerme a mí dejó de hacerlo por un tiempo. Cuando recayó tuvo mala suerte y un idiota la ahorcó al no saber qué hacer con su culpa tras haberla violado.

• ¿conoces a tu padre?

• No, dicen que era un exnovio de mi madre, pero podría ser cualquiera. Alguno de los tipos de las fiestas seguramente. Veo a los hombres de cierto rango de edad y pienso que cualquiera podría ser mi padre. Tu podrías serlo.

IV

Firme, apretado, terso, níveo.
Firme, apretado, terso, níveo.

Es un dios y se a otorgado el derecho a sacrificar sus vírgenes, a comerse sus hijos.

La represa está rodeada por un bosque de abedules, su corteza blanca brilla igual que su piel en una noche clara como un día. Hay dos lunas plenas, una en el agua y otra en el cielo. A pocos pasos de la camioneta, sobre el suelo. Sus manos se cuelan bajo la ropa y abrazan su costillar entero, desnudo.

• dejame ir.

Es su última súplica, o una advertencia antes de asestar el golpe.

El golpe lo tumba al suelo y oye los pasos que se alejan adentrándose en el bosque. Se levanta aún aturdido por el golpe. La cortada en su frente es pequeña pero sangra de forma abundante, pronto fluye sangre por toda su cara. Se pasa la mano sobre la herida y encuentra algo de líquenes y mugre. Seguro alcanzó una rama del suelo para asestarle el golpe. Avanza por el bosque abriéndose paso entre los helechos y arbustos, más enardecido y excitado. Ahora habrá cacería, será apoteósico. Camina hasta una playa de lodo y plantas acuáticas muertas. Espera encontrarla en esa explanada. No puede esconderse en esa noche como un día. Él verá sus piernas desnudas reflejando la luz como los abedules. La busca en el agua y a las orillas del bosque. La sangre en sus pestañas se empieza a secar y pronto sellará sus ojos. Se acerca al agua para lavarlos. Al inclinarse en la orilla recibe una patada en la espalda y otro golpe en la parte de atrás de su cabeza. Un momento después, saliendo del agua y luchando por avanzar entre el lodo oye el motor de su pickup encenderse y ve sus luces alejarse. Jamás podrá saciarse. Si come piedras, si abraza una roca, tal vez pueda hundirse hasta llegar al cielo.

V

Otro animal escarbó su madriguera
Y de otro animal es su abrigo.
El rey conejo es un hombre
Su cabeza roza las raíces de los árboles.
Sus ojos son pequeños y se han enrojecido por rehuir la luz del día.
De su vientre hinchado sale lo opuesto a las primaveras.
Pretende que duermes cuando el rey conejo ronde.

La psicóloga escolar alejó el papel y preguntó a la niña:

• Haley, ¿Quién te enseño esa fábula espeluznante?

• Mi madre, respondió.
*****i77 Mujer
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Es comenzar a leerte y perder la noción tiempo y espacio. Me fascina ese entretejer tuyo de palabras creando relatos únicos y adictivos ❤️❤️❤️
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