LA CERRADURA

Una simple cerradura
Te observaba introducir la llave, darle dos vueltas...

Te guardaste la llave y me miraste
Yo no te miraba a ti, miraba aquella cerradura
Miraba aquella puerta que me separaba de la vida
La mía que por un tiempo iba morir y perderse
Sin permiso me la arrebaste, me rompiste

Ya no podía escapar ni pensar con claridad
Mi cuerpo se quedo petrificado,
Congelado en mitad de mi infierno
El miedo era el hierro rojizo que me marcaba
El miedo eran esas cadenas que me impedían escapar
El miedo lo sentí cuando la llave cerró aquella puerta
Que podía hacer si ya no podía moverme
Gritar no podía, mi voz se quedó en el olvido

Solo era un niño asustado
Te recuerdo en aquel lugar
Parecías tan simpático pero ocultabas tus demonios tras la mascara de un ángel
Tenía tanto frío en aquel invierno
Parecías un buen hombre,
A mi pesar mi mayor tormento pero me di cuenta tarde, me di cuenta cuando cerraste aquella puerta .
Te creía, te seguí inocente y estúpido

Recuerdo cada milímetro de tu casa
Tu sofá, tu mesa, tus sillas, aquel jarrón en ese viejo mueble...lo recuerdo todo
Pero lo que más recuerdo es aquella cerradura, no la olvidaré jamás...no te olvidaré jamás.

Hiciste lo que quisiste de mi,
No luche, no llore, no me defendí
Tuviste el cuerpo de un niño inerte en esa cama
Tus manos, tu boca, tu polla, tu olor pintaba en mi cuerpo un cuadro negro, la luz de mi inocencia desapareció cuando me empujaste en tu oscuridad, un abismo profundo del que ya no sabía si algún día saldría.

Horas y horas fui tu objeto, tú cosa, tu gran obra

Yo solo me preguntaba cuando terminaría
Solo me preguntaba si volvería a ver la luz

A la mañana vi esa puerta, aquella llave introducirse en aquella cerradura, la puerta se abrió, no se porque me dejaste ir, recuerdo mi primer paso, seguía una línea imaginaria y sali, recuerdo tus palabras, si te escuché, y salí, entonces es cuando las primeras lágrimas cayeron, y esas lágrimas se convirtieron es mi océano, no cesaban mientras caminaba sin rumbo, solo camine y camine y camine, camine tanto como un zombie, ausente de la vida, ausente y prisionero aún sabiendo que era libre, reviviendo una y otra y otra vez lo que paso, llorando en mi culpabilidad porque no había hecho nada, solo sobrevivir.

Los años pasaron, muchos años, aquel niño se convirtió en el adulto, tarde años en no ver tu silueta en todos los rincones, tarde casi toda mi vida en poder vivir sin que me afectará lo que pasó pero la verdad es que tú marca sigue ahí, solo que no me harás más daño pero a veces te recuerdo, a veces veo aquella cerradura, maldita cerradura, maldita pesadilla que a veces me llega y es cuando te recuerdo.