Contra todo pronóstico
Y ya que hemos abierto el melónsabinero que tantas lisonjas y
rechazo genera voy a dejar por aquí
un desquite que un día cualquiera
me surgió en un vagón de cercanías.
Para mí fue un momento bastante
triste cuando recibí notificaciones
de la abdicación de la utopía.
Contra todo pronóstico
(al maestro de maestro Joaquín Sabina)
Caen los mitos, se aburguesa el
pensamiento. Dígame maestro
qué pasó. Qué le hizo dimitir de
la utopía, de la desobediencia
necesaria de la calle, de la mugre
de los vagones de tercera que
escapaban de los grises hasta
cruzar la frontera .
Qué injerencia de ostentosas
vanidades le privatizó
(con tan poco corazón) la resiliencia
de los días de vino y rosas.
Usted, patriarca de verso ardiente,
confidente del soneto. Irreverente
funcionario del tic tac de la ironía.
Cuándo mató al guerrillero que
encandilaba a su gente por defender
la bandera de los que nunca tuvieron.
Cómo fue ese transición de la trinchera
al fervor de la partida del miedo.
Triste es el sabor que deja la abdicación
de los sueños. Ya no van a pensar en su
sepelios las bilis maniqueas de generales
y banqueros.
Baratas las razones que interpela
para que en el último tercio cambies
el sol por la sombra. El capital por
las quimeras.
Quiere un devoto pensar que fue un
desatino, un desmayo de la percepción,
un requiem de farol, desafortunado pero
inocente. Maestro a usted se le
escarcela por ser el flaco que sedujo a
Krahe, el golfo dignificado con borsalino
de bohemio, el putero que siempre concilió.
Aunque tenga tendencias colchoneras,
le vaya la masacre del albero y en el
último minuto gire al centro siempre le
atenderá la razón y esta es sólo la opinión
de uno que le venera aunque como bien
apuntaba (a mí también me pasa,
válgame la redundancia) un poco menos
que antes.
Tenía razón cuando decías, después
de aquel globo sonda que casi le entierra,
aquello de que envejecer, es una puta
mierda.
Simón de Azzaria.