MAÑANA?
Añora el tiempo en que cerrar los ojos no implicaba el asalto feroz de una horda de fantasmas arañándole desde dentro en las entrañas. Cada noche, cuando oscuridad y silencio le tienden puntuales su celada acorralándolo contra la memoria, lo rumia entre nubes del tabaco que también se prometió dejar y miradas anegadas hacia atrás. Paladea la amargura de una bilis agitada con demasiados tragos y el recuerdo de las horas amañadas, del vaivén a merced de sus mareas, negociándole esperanza a la nubarrada rezumando infamia, abrasadas las yemas de los dedos por no soltar clavos quemándole orgullo y ganas.
Zumba el avispero en su cabeza, inclemente, acicateado por el humo que compró.
Sabe lo que debe hacer.
Y cada noche se acuesta encabronado diciéndose mañana.