Te quisieron fulminar para que
desaparecieras y te hicieron
inmarcesible. El tiempo pasa
tu recuerdo continua. Mi
aportación para este acta de
rebeldía y protesta.
"Los relojes se pararon y el coñac
de las botellas se disfrazó de
noviembre para no infundir sospechas."
Federico García Lorca.
(Romance de la guardia civil española)
"Buscaba en las alturas pala y pico,
buscaba la ballena de Jonás,
Me fui a desenterrar a Federico
para nunca regresar."
Kutxi Romero.
(25-8-2020)
Sempiterno.
Ojos que te ven y se distraen
ojos sin pudor, ojos de menta,
ojos de hormigón frágiles de un miedo
que no terminan de fraguar.
Ojos de tomillo rezando al precipicio
antes de lanzarse en vertical,
ojos llanos que son una casualidad
incierta pero tan cierta que no se olvidan.
Ojos torrefacto que te escuchan
a fondo perdido y se quedan
hasta que la luna se apaga
para que no sientas frío.
Ojos salados inyectados de calima
que se anudan el pelo al despedirse,
ojos de pleamar que cuando te pronuncian
entran en ebullición y te afirman...
"Un día de estos saldré a buscarte".
Ojos de ciudad en lista de espera
para ejercer en lo bucólico de su esencia,
ojos distantes que están presentes
pero en su caminar lo hacen lejos
abrazados a un silencio inalcanzable.
Ojos que cambian de color en función
de lo que exige el cuadrilátero,
ojos de barro y aspirinas,
ojos indescifrables que saben enmarañar
la voluntad y sostener el vuelo
de una mariposa deteniendo los relojes.
Ojos muertos que se diluyen
en una tarde de mayo disolviendo
las promesas que los hicieron bailar,
ojos apátridas de indiferencia
donde la resignación se pudre
y se conspira en voz alta.
Ojos viejos alicatados de conocimiento,
de esfuerzo, de cicatrices que dieron
forma al futuro de otros que los olvidaron.
Ojos de rabia manteniéndonos a flote,
ojos que huyen, ojos que estafan,
ojos que mantienen las distancias,
ojos que te preñan de una manera ufana
imposibles de esquivar y te llevan
hasta el fondo para devorarte lentamente.
Ojos de víspera que no saben que ponerse,
ojos de ocasión para cuando
el oxígeno se vuelva irrespirable,
ojos salpicados de sueños donde
la creatividad se propaga como grama,
ojos de incredulidad, el destino que
no deja de tensar la soga.
Hace unos días que recordamos
el asesinato de Lorca...
¿Cómo serían los ojos del poeta delante
de aquellos tipos? o peor aún...
¿Cómo serían los ojos de aquéllos
que no dudaron en apretar el gatillo?
Simón de Azzaria.