Reconstruir y derribar
Cuantas veces a lo largo de la vida nos rompemos y tenemos que reconstruír los pedazos. Que pocas veces vemos esas cicatrices como algo bello, algo que nos da entidad, que nos define. Cuantas veces constrimos fortalezas y nos encerramos en una torre de cristal por miedo a sufrir, pensando que asi evitariamos el dolor, pero la vida duele. Un dia amanecí, no fue un dia especial, fue un dia cualquiera, de los de estar por casa. No se el porqué, pero aquel dia tenia un brillo diferente y mirando el horizonte comprendí qué desde ese lugar no notaba las caricias, que dese allí no podia ver el sol, ni sentir el viento en la cara, ni oler a tierra mojada. Y decidí derribar los muros y descubrí que desde mi torre no estaba tan segura , porque mis miedos son mios, habitan en mi, me encadenan, me rasgan la piel. Mis miedos son mios, gobiernan, me reprimen, protegen pero se convierten en raices que endurecen mi cuerpo, se alimentan de mi y yo los alimento. Mi miedos son mios y por ello decidí llevarlos a mi lado, no delante que me impidan el pasó, no detrás que aceleren mi camino de forma precipitada. Y así con mi miedo de la mano decidí avanzar, bajando de esa torre donde me encontraba encerrada. Y vi la luz del sol y noté el aire en mi cara, disfruté de los dias de lluvia y del olor a tierra mojada, y desde alli divisé un largo camino que habia empezado a caminar viviendo la experiencia, con miedo si, pero viviendo.