A mi madre
Una tarde cualquiera el destino canalla se la llevó.Pasaron los días y la devolvió, pero ya no era ella, a otros mundos la trasportó.
Su carita risueña como una niña, su vida de adulto ya no vivió.
No era mi madre la que me cuidó, en un presente continuo permaneció.
Ya no vivía el pasado, ya no tenía un futuro planificado, cada día era nuevo, volvía a empezar, en eso el destino la compensaba ya no había problemas, no había batallas.
Con su mente de niña me enseñó a vivir en el ahora sin maldecir.
Cada día uno nuevo, disfrutando la vida, mirando los soles hasta su partida.
Sólo hay un presente, para vivir no nos perdemos en líos, luchas, rencores y actos canallas.
La vida no es sueño ni es frenesí, la vida es tiempo para cubrir, de manera consciente, calculando los daños, mirando a los otros que caminan al lado.