Kintsugi
Necesitaba Kintsugi,Rota en mil pedazos, así se sentía mi alma,
Fracturado de mil formas mi pensamiento,
Deteriorados todos mis sentidos,
Partido en fragmentos mi corazón.
No me engaño a mí misma, ya estuve rota antes, pero los apaños, cosidos y zurcidos no estaban hechos para durar. La cosas valiosas no se arregla con remiendos, necesitan Kintsugi.
Repararse, restaurarse profundo, unir de nuevo las piezas y dejar ver las cicatrices, esas que nos hacen tan bellos y tan únicos, no intentar esconderlas con pegamentos invisibles que duran un suspiro. Están ahí, son tuyas, de nadie más. ¿Que más da que las vean? porque hay que cubrirlas, cada cuál lleva las suyas a cuestas, y sabes qué, si las ocultas pesan más.
Y es precioso eso de que hay alguien que te querrá con tus cicatrices, pero querid@, primero quiérete tú, con todas y cada una de tus marcas, con todos y cada uno de tus necesarios ajustes y repárate, recomponte y sana.
Y ahora, con tus cicatrices más bellas que nunca, más sabía y más capaz muéstrate, ponte delante del espejo y mírate ¿Las ves? ¿Las sientes? Sí, algunas todavía duelen, pero son hermosas porque tenerlas significa haber vivido intensa y apasionadamente y eso, querid@ bien vale una buena cicatriz.
• En japonés kintsugi quiere decir “reparar con oro”. Un método de reparación que celebra la historia de cada objeto haciendo énfasis en sus fracturas en lugar de ocultarlas o disimularlas. El kintsugi da una nueva vida a la pieza transformándola en un objeto incluso más bello que el original.*