Simón

Creo que fue tu voz... O tu manera de buscar pensamientos fijando tu mirada en todas partes menos en mis ojos... Esforzándote, con palabras, en darles la forma exacta o lo más parecida posible, materializando las ideas.
Y esa falta de disimulo rozando el desinterés, con la tranquilidad que dan los noes, pero con los párpados bien abiertos, quedándote, minucioso, con el detalle y solo poniendo foco a lo importante... ¿Por qué no?.
Ahora tengo tu voz de rehén, atrapada tras mis axones, dando instrucciones que no conseguí escuchar fascinada por el revoltijo de entrañas y canciones que martilleaban en la puerta de Satán, concentrada en que no traspasara las membranas lipídicas de bombas de sodio y potasio. ¿O no era así?
Y unos dedos nuevos que se repetirán una y otra vez sensualizando todos y cada uno de los espacios entre los poros de la piel en la que te has clavado.
Y después tu permisividad para dejar que me deleite con todas las notas enmudecidas por los sonidos de tus cuerdas... Esta vez, vocales.
Ahora no puedo concebir canción más hermosa que tu voz: "dedo 1, traste 2, cuerda 3" y cada vez que suba a un ascensor imaginaré cómo alguien dice:
"Si tienes dudas, piensa en una guitarra: La primera cuerda es la de la abajo, ahora subimos a las estrellas".