Aunque nadie me lea...
Me persigue, me despierta.La madera te envuelve como pupa de seda.
Me repito, como martillo cansino,
pero, ¿acaso no es la la muerte repetitiva?
Me alivio. Tras mil discusiones,
mis últimos momentos fueron abrazos.
Sé que te hice feliz.
A intervalos.
Soy mitad tú, aunque no eres el hombre que más he querido.
Cien veces te maldije y maldije tus genes.
Te fuiste apagando y, como tu compañera de lides y pesares, te fuiste sin ruido.
(Padres enalmados,
padres que pasan,
que sueñan,
que nos presumen,
que nos confunden,
que nos destruyen,
que nos hacen necesarias)