Mientras tanto
Suelta el hilo y vete. Retoza en otros prados y otros pastos. Toda tu vida transhumando por cañadas de limón y barro... Y en el último monte, una alberca donde bañar tus pies cansados.Vendarte, saciarte, categorizarte y desplomarte. Absorver auroras de los otros y pedirles auxilio disimulado...
Y un querer de confesarse en iglesias o palacios.
Quien te diera aliento en tu empresa de regalarte, tanto en risas como en llantos, sería un ser de esos alados. Y te devolverá tu poder: el superpoder de no hacer daño.