A @****in4, @****Si, @*****ema, @*********zaria, @*********a_71, @*******yto, @*******Desi, @*********lRed, @****77, @*****nio, @*********dTux, @*******ante y @*******cio, no necesariamente en este orden que, salvo error u omisión, habéis ido compartiendo esfuerzos poéticos, ideas y comentarios a este hilo y, de paso, dándome motivo de entretenimiento y diversión en unas jornadas en las que me ha venido muy bien (el entretenimiento y la diversión). Y que me gusta a mí, esto del verso.
Agradecido.
Con mayo recién entrado,
mes de la Virgen María,
la tradición nos diría
que una novena es de grado.
Más lejos se ha marchado
el mago sajón poeta:
«¡décima!» dice. Sujeta
el cubata de sus versos,
convocando a los dispersos
usando una hábil treta.
Concurre así un afeitado
ingenio en trance de danza
que con sus rimas nos lanza
hechizo disimulado.
Sabiéndome hechizado,
resistirme fuera ocioso:
leo y leyendo reposo,
leo y leyendo me enciendo
cuando encuentro a alguien diciendo...
¿algo de un dedo goloso?
¿Qué pasó? ¿Qué me he perdido?
¿Cómo al coño llegó el dedo?
Y ya que ahí estamos, ¿puedo
participar, o me olvido?
No en lo del dedo metido,
no piense nadie tan mal
que aunque mole lo sexual
no va por ahí mi pregunta.
Mi cuestión más bien apunta
a lo de la rima y tal.
Porque huele a poesía,
y ese olor nos es muy grato
a los que en este rato
pasaríamos el día.
La rima medida envía
un mensaje reposado,
que alivia al que está cansado
que anima al genial compadre
a que se salga de madre
y se entre en lo pautado.
Porque hay que entrar, que allá afuera
rebuscando entre basuras
se oyen manitas oscuras
en actitud gozadera.
¡Quién mapache feliz fuera,
encontrando en lo sencillo
que frotando sale brillo
y no solo brilla el oro!
Porque aún tengo decoro,
corto aquí, más sin cuchillo.
Decoro ausente, al fornicio
hay quien dice que se aplica.
Sus décimas multiplica,
vigoréxico ejercicio.
Recorriendo el edificio
con la espinela en la mano
descifrando algún arcano
del modo más variopinto
cada cual sabe distinto:
ninguno resulta vano.
También vino en homenaje
a ya consabidas musas
(dejando nada difusas
muestras de su vasallaje)
uno que cambió de traje:
cultivante de sonetos,
vino a mostrar sus respetos
al arte menor y breve,
que a todo el hombre se atreve
pues no rehúye los retos.
No seré yo quien critique
el café si se enriquece
porque por gusto apetece,
pero deje que le explique
antes de que me replique.
La realidad no maquillo:
lo que llaman «carajillo»
y ahora agradada a las mises,
en guerra con los mambises
se le llamó «corajillo».
Tampoco criticaría
a ese esforzado obrero
que se esfuerza un turno entero
en fabricar poesía.
Recuerda la biografía
de aquel poeta pastor
que compuso ese primor
de Nanas de la Cebolla.
(Y la rima se me embrolla:
dejarlo será mejor)
¿Y qué decir de quien sabe
que mejor se está en la cama
remoloneando en pijama
aunque la noche ya acabe?
Déjeme usted que le alabe
el gusto al diletante
del procrastinar galante
cuando pospone sus cosas
componiendo fabulosas
décimas en consonante.
Hay quien busca tiempo de ocio
y hay quien por mal se lo encuentra
cuando el sueño no le entra:
el insomnio es mal negocio.
Pero si a vigilia asocio
el recuerdo de la bella,
el no dormir se atropella
en esa memoria lúbrica.
Quizá el final es su rúbrica,
mi mancha blanca su huella.
Y vienen versos y van,
e incluso alguien propone
y al inicio que expone
feliz remate le dan.
Y surge como al trantrán
de octosílabos rimados,
por no quedar olvidados,
mudar versos por arroz.
La propuesta fue veloz:
esperamos resultados...
Han sido buenas jornadas
inspirados por las musas.
Ya no valen más excusas:
las rimas están lanzadas.
En décimas o en payadas,
ha sido un hilo bien chulo
que aquí yo recapitulo.
Si a alguien he molestado,
siéntase autorizado:
mándeme a tomar por culo.
PROPINA POR EVITAR MALES MAYORES:
Sin ser yo supersticioso,
al ver que son trece estrofas
y aun a riesgo de las mofas,
me aplico presuroso
y en catorce salgo airoso.
Ahora sí, y en despedida,
encuentre la consabida
(si llegó aquí su lectura,
mi neurona puso dura)
gratitud agradecida.