Otra vez
Al entrar en el hall, tu nombre en esa pantalla me retuerce el alma. Gabriela Muela (es evidente que con esa rima tenías que ser mi amiga).
Sala 22.
Y llego y no eres tú la que está dentro de ese óvalo de madera, con tus ojos cerrados y la sonrisa ausente y perdida.
Es difícil asimilar tu muerte.
Es imposible.
Sólo me salen pensamientos egoístas:
"Ahora sí me quedo sola",
"¿Con quien iré a ver a Faemino?",
"¿De quien diré que es mi única amiga?"
”¿Con quien hablaré de lo puta que es la vida?"
"Nadie me va a salvar"
Y la muerte vuelve nítida y clara.
Mensaje conciso y manso:
"Hazlo hoy, no esperes.
Evita a aquellos que duelen...
O que no saben doler"