13.04.2020
Impermeables.
Para abril la previsión es que llueva,
que palmeen por respeto los balcones
dejando marchar el reproche que
predican las banderas. Dan corralito
de abrazos para ayer y oferta de bajezas
sin remite, la primavera se propaga
sin timón clausurando el altar y los
pupitres.
Se pospone la inmediatez del reloj,
los antojos del señor y la portera,
las miserias se regalan sin pudor
en la anemia de un salario de una
cajera de barrio que asiste sin
condición la avaricia del rebaño.
Y los estadios cerrados, los burdeles
embargados y el penitente sin paso.
Se amplifican los quijotes que se
baten con gigantes tras bozales de
papel, uniformes de vinilo para ángeles
clandestinos que traen de vuelta al
camino y silencian su dolor cuando
el latido se cierra.
Asépticos arrogantes, oportunistas
del miedo haciendo bueno al tirano
que crucifica los sueños a golpe de
talonario. Se desploma el calendario
que hoy es el dia del beso, los poetas
siguen presos y no hay indulto que
llegue a un bolígrafo con fiebre con
otro ataque de tos y los labios se
celebran de manera digital.
Se queda en casa el camello, el yonki
y el tabernero litigando en albornoz y
los besos resignados viajando con
mascarilla del bajo hasta la buhardilla
y en la noche mas incierta, a pesar de
está desidia ha vuelto a salir el sol.
Simón de Azzaria.