Saliendo
Los nervios se fueron en el preciso instante en que me besaste. Después, él.
Algo de magia, algo de infarto.
¡Qué guapa, qué tú!
Teneros en el roce de mis manos...
¡Qué afortunada soy!
¿Como pude estar tanto tiempo sin conoceros?
Por fin he dejado de pensar en las otras manos unas horas.
Sí, este es el camino a mi salvación.