De skates
• 26.Ana miró el movimiento circular de su mano mientras el aroma a café llegaba al bulbo olfatorio. -¡Que extraño es el deseo!- pensaba.
Miró a Alberto.
-Me lleve una agradable sorpresa. Después, verlo Instagram, en su monopatín... Como un niño jugando cuando hacía unas hora que me había follado como pocos.
Ana sonrió, los ojos se torcieron hacia arriba, como quien recuerda algo vergonzoso a lámpara que divertido.
• ¿Sabes? Me lo pasé como pocas veces. Y no hablo de sexo. Ese niño tiene algo. Parece listo, el condenado... Y su forma de mirarme... Y su forma de tocarme. Jamás pensé que un mocoso me sacara un skirting.- rió de forma sonora, una leve carcajada incrédula y resignada- ¡Que extraño es el deseo!- Ahora sí lo verbalizó.
• Mi amor, eres maravillosa y me hace muy feliz verte así - Alberto y esa sonrisa radiante. Ana le amaba como a nadie.