Ola de calor

En las escaleras apesta a pescado, el olor persiste aún después de entrar al apartamento.

El concreto sigue irradiando el calor del día. La tregua de la noche es muy corta. Por eso durante las jaquecas me refugio en la ducha oscura. El agua fría en la oscuridad es un adentro placentero, más placentero que el adentro de mi cabeza con los ojos cerrados. La acústica del baño hace que solo oiga el caer del agua y ahoga el ruido de los vecinos y el tumulto de la calle. Oigo el azul celeste del enchape pasado de moda y La cenefa de flores.

Durante esos días del año pongo una silla plástica en la ducha. Improviso una cabina de aislamiento sensorial. Necesito un paréntesis de mi existir. Allí solo puedo escribir. Escribir en mi mente. Si algo resuena por encima del ruido, el calor y el dolor de cabeza seguro lo recordaré después. Y al verlo escrito lo releeré y comprobaré su fuerza.

Me he dado cuenta que me reitero mucho al escribir. Y yo que escribía para escapar de mi. Ahora no soporto mi voz escrita ni releerme. Soy insoportable. Siempre termino por llegar allá a donde quiero esconderme de mí. Llegó a los disfraces, a las parejas, a los pasatiempos.
Llego con una mirada externa y un juicio estético y arruino el buen rato.

Siempre hablo de agua y oscuridad.

¿Alguien podrá descubrirme al leerme?

Siempre me ha preocupado éso. Crear para estar ausente y descubrir que estás untado en todo lo que haces, peor que desnudo porque revelaste tus aspiraciones e ilusiones de una forma pretenciosa y altisomante. Revelaste ése quien crees ser y entonces solo eres patético.

Por eso busco una comunidad suave. Que es como una cueva de cojines y almohadas. A la cual ingreso con mi pillama de vaqueros, caballos de rodeo e insignias de sheriff para hablar en susurros, a medias lenguas. Es nuestro club, seguro club para ser bebés, donde nos besamos las barrigas tersas. Los amigos del club no tienen nudillos y cada semana me dan un diploma a la exelencia y al mérito,

soy excepcional, único.

El piso aceitoso de la cocina en la que trabajo disolvió las suelas de mis zapatos nuevos en dos meses. Los productos de limpieza que utilizo para sacar la grasa de los paneles del grill me secan las manos y me causan heridas. Tuve una discusión con la dueña del restaurante sobre el tema.

Es mi problema.

Gracias.

Soy uno con mis hermanas y hermanos. Somos uno en lumbago, dermatitis, túnel del carpo, depresión, gastritis y pago mínimo de la tarjeta de crédito. Si fuéramos una Jeff Besos sabría nuestro nombre.

Yonquies de café y honestidad.

De trabajo duro y miradas transparentes.

La muerte nos encontrará en cualquier parte.
Sobre las líneas del tren. Nuestro cuerpo hará que colapsen las vías férreas. En el país de la puntualidad.

Les regalaremos un retraso.