UN MAL SUEÑO... O NO.

Dificultosamente consigue quebrar el velo legañoso que mantenía sus párpados soldados. Los ojos están abiertos, o eso cree, pero no ve. La boca abierta, pero el grito se le ahoga en la garganta.

"¿Qué coño pasa?"

La angustia se le anuda al estómago vaciándose sobre la cama, extendiendo por la estancia una atroz fetidez orgánica. En algún momento indeterminado mientras permanecía inconsciente, se rompió la conexión entre el cerebro y su espina dorsal, perdiendo el control de sus esfínteres.

"Joder, ¡socorro! "

Quiere gritar su miedo, aterrado al comprobar la imposibilidad de completar el movimiento para acercar sus manos a la cabeza, dolorosamente lúcida, enfatizando el pavor que haría temblar sus piernas si de alguna manera pudiera constatar que siguen donde solían. Siente ahora, eso sí, con absoluta nitidez en su indefensión, un violento golpe en el pecho, sobre el esternón, y la insoportable presión que oprime su tórax exprimiendo la fuerza que se va con el aire que no logra hacer llegar a los pulmones arrugados, faltos de riego, incapaces de oxigenar un corazón desacompasado en arritmia antecesora de un colapso que se le antoja irremediable.

Es entonces cuando la ve, sólo un instante. Una figura oscura en la que apenas se distingue la boca salivando sobre su rostro en forma de sudor helado lacerando su piel mientras ríe cruel.

"¡Quién eres. Qué!"

Vocifera por fin, estridente, escupiendo su pánico antes de que al volverse todo oscuridad y silencio, pueda oir lejos, muy lejos, a la figura responderle:

" La vida, chaval. La vida, que te mata."

" Puta..."