Arcilla roja (fábula sin moraleja)
Todo ésto ha de tener una moraleja...
O tal vez no,
tal vez se la robaron.
O tal vez no,
tal vez se la robaron.
En esa cueva nació una bella nenita.
Sin ser estetas al rededor suyo se congregaron.
Miraron su belleza con los ojos del hambre. Vieron una cuña, una palanca, una polea.
Los pordioseros la pidieron primero.
Nadie les negaría una limosna.
Luego los ladrones.
Sería una infalible distracción.
Pero se atravesaron los estafadores.
-"¡que cortos de ingenio, señores!".
Lo bello no es máquina simple.
-"Nos abrirá los castillos y ciudades desde adentro".
No podrían casar a su princesa con un duque si no la educaban. Entonces, confiados en que no olvidaría su propósito y a su pueblo, la dejaron en la puerta de un convento.
En el convento cautivó a las hermanas, que antes de ponerla a pasar trabajos con los otros huérfanos la bautizaron y la dieron a una buena familia.
Se convirtió pronto en la hija predilecta de dicha familia. No tardaron en ambicionar cosas entorno suyo. Un lienzo en blanco, ponían sus deseos en su belleza. Se obnubilaron al verla bien vestida. Una proyección, una posesión, una mentira de cuanto no eran.
Tanto que al presentarla ante un noble señor, tuvo éste la misma idea. Con pesadumbre y comprensión la dejaron ir. Diciéndose que habían participado en su buenaventura y se las quitaba la providencia.
Le pusieron nombres, pero solo ella conocía el suyo verdadero. Estaba en la "canción para las noches sin luna" junto con el de su madre y el de su pueblo.
No olvidó levantarse con sigilo en medio de la noche...
quitar los seguros, los pestillos y cerrojos, levantar las trancas, abrir las puertas.
Ada sonámbula, guiada por un hilo de leche mágica.
I
El Signore de un prospero puerto. Quiso lavar sus pecados. Un adulterio. Madó cerrar los burdeles y expulsar de la ciudad a las prostitutas para así congraciarse con el obispo y su mujer.
El puerto cayó en desgracia. Los marínos preferían atracar en otra parte.
Una que se fue del puerto maldiciendo su suerte, arruinada y en cinta, no tuvo más remedio que parir en una cueva de ladrones.
Hospitalarios a su manera.
-"la nenita salió muy bella"
-"más le vale ser bella, el padre es idiota".
-"somos muy pobres para ser honestos madre, y esa nena embelaza, no es cosa inocente la belleza, la belleza no es la verdad, la rima no es la verdad. No somos gente virtuosa por suerte madre, pondremos esa nena entre algodones, es un regalo, es la palanca definitiva la belleza. Un pobre honesto es un asno, una vaca, un buey. Y a nosotros no nos gusta el oro, como le dije, la honestidad es un lujo que no podemos darnos madre".
• "no le entiendo nada, no se si piensa usted que es elocuente buen hombre".
-"mal hombre, gracias madre. No importa si la nena no es astuta madre, su nación será astuta por ella, y nos la quitará la suerte, porque así es, lo muy bello se va para arriba. Pero la haremos que recuerde."
II
Vería caer sus estandartes, su familia, su linaje.
Las deudas. Le echaría mano algún rey, algún señor, algún emperador, que nunca están lejos. Necesitaba una nueva alianza que le diese algo de aire. Sin consejeros, sin descendencia, torpe para la política.
Necesitaba un hijo para casarlo bien, así como habían hecho con él.
Fue al convento a preguntar por un huérfano de buen aspecto. Le hablaron entonces de la bella niña traída por los ángeles, que estaba al cuidado de una buena familia.
Aquello estaba fuera de discusión, dijo la falimia, la querían mucho.
¿Mucho cuánto?.
Habían sido robados. Hace días. Las joyas de la señora, la comida de las alacenas. Seguía ocurriendo. El ladrón atravesaba los muros.
Entonces dijeron exactamente cuánto la querían y se acordó un pago por el cariño.
Al verla el señor vió alianzas, vió su reino, vió un respiro. Correrían los rumores de aquella belleza que no pasa desapercibida y entonces vendrían a él los pactos.
Llegó a un acuerdo con el obispo para hacerla pasar por hija legítima.
A la niña le presentaron a su madre.
La señora vivía muy amarga por la tontería del señor. Badulaque, servil a su familia política y sin ambiciones.
No era su madre. Su madre solo se dejaba ver de noche, como la luna en las noches sin luna. Pero tenía que abrirle la puerta.
Es luna nueva
Ada ¡despierta!
Tu pueblo llama a la puerta.
Trae encima el negro
de ese cielo sin estrellas
Viene también tu madre
con zarcillos que no suenan.
Quítate el vestido
si es quel' vestido pesa.
Baja descalza y desnuda
a la hora más secreta
Hay un puerto sin muelles
Una catedral sin reliquias
Establos sin caballos
Alacenas sin comida.
gentes sin profesión
de tu país subterráneo
Viene toda en procesión
Con una virgen y un cráneo
No tocan el aldabón
Ada ábreles la puerta
Murciélagos y lechuzas
De la gente buena te guardan
Arcilla roja en las rodillas
Sepultada en esmeraldas
Ada no olvida.
Ada despierta
Ada camina.
III
Era algo así como la libertad.
Indistinguible de los otros niños mugrosos.
Cuando algún gentil le iba a dar con un palo ahí alguien exclamaba -"¡a ése no!, Ése es un principito".
Libre de andar por los muelles, los astilleros, las barracas.
Su hermano mayor cargaba el peso de nombres, escudos, legados. Prometido a una princesa con barcos de bandera azul y emblemas dorados.
Se le veía el agobio en las ojeras verdosas, en la cara chupada.
Así es la fortuna cruel que antes de morir el primogénito de hartazgo fue a naufragar su barco rumbo a conocer a su prometida.
Tomó entonces su hermano menor su nombre, su prometida, su lugar. Poco tuvo él que decir en esa decisión.
Él dejó de existir o se quedó andando por los muelles.
Se presentó ante su prometida y nadie vió problema en la juventud del novio. Así de estratégica era aquella unión. Una flota de barcos, un puerto.
Advirtió muy tarde el cepo. Muchos ojos celosos encima suyo y los suyos criaron las ojeras verdes de su hermano.
Años después le alegraría una visita de su cuñado, trayendo historias de otras cortes.
Y él que había visto de la vida lo suficiente como para extrañarla. Bacanales de emperadores, orgías, duelos, aventuras...
Se compadeció de su emoción, su cuñado, al verlo tan afectado por sus historias.
-"...di que no te dejan dormir las agrieras, sal a deambular por el castillo... Y más allá si es que entiendes a lo que me refiero cuñado".
¡Un compinche!
Él que era un rey de nada, más sin embargo un rey.
La gente del puerto reconoció en él al muchacho y celebraron su regreso. Su señor era esa noche nuevamente su hermano. Se rindieron con copas y mujeres.
Cassandra de Bohemia, Juliette de Rotterdam... Aura, Aura, Aura. El resto de su escapada fue solo Aura. Aura hasta el alba.
Al regreso supo que no tenía compinches un señor tan empeñado como él.
IV
Una madonna Lactata, con un marco muy ancho de molduras exquisitas cubiertas de hojilla de oro flotaba por el corredor.
También su tapiz de Gante con una escena de cacería flotaba enrollado.
Candelabros, bandejas de plata, se iban por los pasillos.
Ajetreo silente de sombras como gatos, como hormigas que a cuestas se llevarían el castillo en una noche.
Ya muy grande para ser amamantada, desnuda mamaba la niña adoptada de la oscuridad que le ofrecía un pecho blanco.
Aura y Ada.
Él también se había vestido para confundirse con la noche. Para escapar otra vez de su nombre y de su casa, de su familia y de su mujer.
No emitió ruido alguno y con diligencia se convirtió en otro gato hormiga. Cargo barriles, sables, porcelanas hasta carretas, a través de bosques y hasta una cueva.
Allá habló un ladrón.
Hablo en coplas, aforismos y refranes inventados.
Dijo que a su cráneo se pegarán sus bigotes y sobre su pecho cruzarán dos pistolas, que no le roben de su tumba las monedas que el mismo acuñó de su reino fabuloso, que no le roben sus dientes brillantes que son de pirita.
...que nació encerrado entre chécheres como éstos y prefirió hundir su barco camino a conocer a su princesa. Pero se ahogó antes de alcanzar la orilla y resucitó en su hermano. Pobre desgraciado.
Las infantas, las princesas,
son todas feas menos una
yo se cuál es
Las duquesas, las marquesas
son todas feas menos una
yo sé cuál es
Nació en una caverna
Trae arcilla en los pies.
La madre era ramera
El padre era un rey
La madre es una reina
El padre es un buey.