El padre
Sofia nunca quiso a su padre. De hecho, queria cambiarlo cuando tenia 12 años. Se imaginaba que él moria y el padre de su amiga Cristina la adoptaba. Era un padre perfecto con una esposa perfecta y que habia tenido unos hijos perfectos. No había más que ver a Alberto ... Guapo como el solo en toda la Mancha.A sus 82 años, el padre de Sofía vivía solo. Demasiado solo. Sofía se sentia culpable por no poder estar.
Él vino y empezó a contarle lo de sus médicos. Su versión: no habia entendido a Dr. Jiménez. Suerte que su hijo no predilecto estaba ahí. Su hija predilecta solo lo era de pega, aunque era la preferida. Esas cosas pasan. Y en el pueblo molaba presumir.
Sofia le miró y quiso abrazarle y decirle: "Papa, dentro de poco estaré sola y te vendrás conmigo". Pero debía guardar el secreto.
Desde que Ana, su madre, murió, habían llorado juntos varias veces. La culpa de él no le dejaba dejar el vino. Eso creía Sofía y por eso no le regañaba en exceso como hacia su hermano.
A Sofía todas las arrugas le parecían hermosas. Y en ese momento... En esos momentos sabía por qué. No, no era complejo de Edipo.
Yo creo que Sofía se había adelantado a su edad. Al mirar a su padre, a sus amantes viejos, a sus amantes jóvenes.
Lo cierto es que para Sofía su padre había empezado a ser importante ahora. Importante, revelador, salvador.