Uno de unicornios

Uno de unicornios
Marta y yo hace siete meses, una semana, tres días, catorce horas, ocho minutos y once segundos... doce... trece … que follamos por primera vez. El mes y medio de antes seduciéndola por email y Skype, no lo cuento, aunque reconozco que fue muy entretenido.
Marta y yo buscamos unicornios de vez en cuando, tarea ardua y complicada si tenemos en cuenta que las mujeres son narcisistas y egocéntricas para esto de las relaciones íntimas. Marta suele ser la que se encarga de la seducción y me da instrucciones sobre qué decir y cómo actuar, ella quiere llevar el control y yo le dejo ya que el premio es mucho mejor que el orgullo de macho alfa. Así que yo hago como que me dejo manejar.
El sábado, yo había cogido mi copa de vino y mis canapés de paté mientras ellas jugaban a desnudarse, acariciarse y besarse. Marta me miraba, como siempre , son esos ojos pícaros y desafiantes que tanto me (ella lo sabía) gustaban y excitaban. Antes de empezar el juego de verdad, para mi sorpresa, noté la existencia mas allá del mero estar de la otra... Sonia... eso... Sonia.
Su pelo era negro, largo y rizado. Sus caderas, cubiertas por su capa de grasa natural y abundante y sus nalgas dejaban ver levemente esos
huecos pequeños que provoca la celulitis. Ella no me miraba y tenía los ojos cerrados, como si supiera lo que iba a pasar y no quisiera verlo. No llevaba sombra de ojos y sus labios, no demasiado gruesos, eran de un rosa amaranto. Marta ocultó su mano entre sus muslos, sin dejar de mirarme, como si Sonia no estuviera (eso me encantaba, el sentirnos únicos en el espacio sabiéndonos admirados y envidiados por esos equinos de un solo cuerno y el resto de la humanidad) y Sonia miró al cielo como implorando compasión y gimiendo de aquella forma que ponía los pelos como escarpias.
A Marta le gustaba más el sentir ese poder que el mero placer físico y por eso, cuando llegaba la culminación de todos nuestros actos, el éxtasis que exhalaba era casi místico, casi levitaba, como una Santa, como un ángel caído o el más perverso de los demonios.
Pero esta vez, algo se salió del guion que establecimos: Sonia levantó su mano y la dirigió al cuello de Marta. Sonrió y por primera vez abrió los ojos. No pude reaccionar ensimismado en el espectáculo de siempre pero siendo esta vez los ojos pícaros de Marta los que suplicaban compasión. Y un pensamiento depravado cruzó mi mente: no es la primera vez que hacemos esto, al final; la única diferencia es la víctima y en ese momento me di cuenta de las enormes e hipnotizantes ganas que tenía de ver a Marta agonizando. Y así lo hice, bebiendo de mi copa de vino.
Una vez finalizado el ritual, como siempre, la vencedora limpió la sangre y me acompañó a dejar los restos de la vencida, que pasó a formar parte de mi colección de esqueletos en el sótano del ala sur. Quité cuidadosamente su collar y su correa y los coloqué en el cuello de Sonia, le acaricié el pelo y la llevé a su nueva jaula.
https://pin.it/7huqtfA
*****BRE Hombre
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Bello dibujo @*********verde
*****ema Mujer
1.717 Publicación
Moderador de grupo 
me dio pánico!!!
*********ntom Hombre
923 Publicación
Está verdaderamente inquietante y terrible, aunque relatado con todo esto sentido de calma y normalidad.En efecto los unicornios de las leyendas no eran sólo animales raros. Eran tambien seres terribles y feroces, que sólo el toque de una virgen podía volver en criaturas mansos y sumisas. Esta metafora expresa que la violencia nace por miedo de los otros y no puede estár más en frente de la inocencia. Así aquí está algun elemento semejante...aunque si no está una virgen...

Muy hermosa la ilustración tambien...
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