El loco de Kahlil Gibran (fragmento)
CUANDO NACIÓ MI TRISTEZA Cuando nació mi Tristeza la crie con cariño y la cuidé con amorosa ternura.
Y mi Tristeza creció como todas las cosas vivientes: fuerte y bella y llena de delicias sorprendentes.
Y nos amábamos el uno al otro, mi Tristeza y Yo, y amábamos al mundo que nos rodeaba, porque la Tristeza tenía un corazón bondadoso, y el mío era bondadoso con la Tristeza.
Y cuando conversábamos, mi Tristeza y yo, nuestros días eran alados y nuestras noches estaban enmarcadas de ensueños, porque la Tristeza tenía una lengua elocuente, y la mía era elocuente con la Tristeza.
Y cuando cantábamos juntos, mi Tristeza y yo, nuestros vecinos se sentaban en las ventanas para escuchar, porque nuestras canciones eran tan profundas como el mar y nuestras melodías estaban llenas de extrañas remembranzas.
Y cuando caminábamos juntos, mi Tristeza y yo, la gente nos miraba con ojos tiernos y murmuraba palabras de inexpresable dulzura. Y había quienes nos miraban con una indisimulada envidia, porque la Tristeza era una cosa noble, y yo estaba orgulloso con la Tristeza.
Pero murió mi Tristeza, como todas las cosas vivientes; y ya solo, me entregué al estudio y la meditación.
Y ahora, cuando hablo, mis palabras resuenan pesadas en mis oídos.
Y cuando canto, mis vecinos no vienen a escuchar mis canciones.
Y cuando camino por las calles, nadie me mira. Sólo en mi sueño oigo voces que dicen con pena: “Mirad, ahí está el hombre cuya Tristeza ha muerto”.
Y CUANDO NACIÓ MI ALEGRÍA
Cuando nació mi Alegría, la llevé en mis brazos y subí a lo alto de la casa para gritar: —¡Venid, vecinos míos, venid y contemplad, porque hoy ha nacido mi Alegría! ¡Venid pues y contemplad esta alegre cosa que ríe al sol!
Pero ninguno de mis vecinos vino a ver mi Alegría, y fue grande mi desencanto.
Y todos los días durante siete lunas proclamé mi Alegría desde lo alto de mi casa, y nadie me escuchó. Y mi Alegría y yo nos quedamos solos sin que nadie nos buscara o nos visitara.
Mi Alegría fue empalideciendo y fatigándose, porque ningún otro corazón sino el mío admiraba su belleza, y ningunos otros labios sino los míos besaban sus labios.
Después mi Alegría se murió de soledad. Y ahora tan sólo recuerdo mi muerta Alegría cuando recuerdo mi Tristeza muerta.
Pero el recuerdo es una hoja de otoño que murmura por un instante al viento, y luego ya no se la escucha más.