Hay azules muy rojos
No es que yo quiera ser gaviotapara beber la sal de tu cara.
No es un despliegue ni la trayectoria,
Pero permíteme contar acerca de las alfombras.
Quiero decir
-aquí, en la caverna -
que no sé cómo soltar
al estómago de la rabia.
Quiero decir
-aquí, en la cama -
que la ley no es divina,
que la ley no viene exacta.
Quiero decir
-allá, donde no escampa-
que detrás de todo esto
están los sótanos de las terrazas.
No es que yo quiera ser gaviota
y despegarme del agua
para, cuando todo he visto,
volver a beber de tu cara.
Pero el violeta me agota
y los azules me emboban...
que la calma es instantánea
cuando lo demás no importa.
No sé si ya he dicho
que no pretendo ser gaviota...
y que me gustaría llevarte
-ay, si yo supiera-.
¿Y si me quedo a la orilla
esperando no sé qué quimeras...?
Tal vez me quede estéril
con la sangre en las pestañas.
Pero no es que yo quiera ser gaviota
y vivir según mi antojo,
tan sólo quema la voz
cuando miro por los ojos.