Ahora. No más.
He contado cinco frascos de heno rojoy me he escondido tras un año largo,
tras un cristal opaco y muerto de asco.
Busco la rima fácil y me encojo.
¿Y qué razones tienes para indagarme?
La náusea promueve la envidia de no tocar,
pide permiso para en tu nube bailar
y yo no quiero con tu brisa condensarme.
Eres grande, tú. Quiero rajarte y operarte,
limpiar tus tripas de salchichones y longanizas.
Quiero comer tus sesos y tus vísceras
y "beber todo ese batido" y lograr arrasarte.
Eres grande, tú, que no puedes ni imaginar
que en este lado de la calle de adoquines
se apuestan monedas los malandrines
a que las flores blancas no pueden brotar.