Cordero con piel de Lobo (parte 1)

*****an6 Pareja
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Cordero con piel de Lobo (parte 1)
Ahí estaba ella mirándose en el espejo, tan espectacular como siempre. Hoy me parecía más vanidosa de lo que recordaba. No sabía si dejarse el pelo suelto o recogido. Se gusta, se coloca los pechos. Se mira el culo. Se vuelve a recoger el pelo... Yo ya estaba impaciente porque la noche comenzara. Teníamos pensado un pequeño show, a ver si salía y se atrevían a participar siguiéndonos el rollo.

Bajamos a la zona social del local donde se divisan una barra de lado a lado de la sala, un espacio relativamente pequeño y paredes prefabricadas, sofás solitarios al fondo y artilugios varios desperdigados para la diversión de los asistentes. No hay mucha gente, hemos llegado muy pronto, casi les pillamos abriendo. Soy un impaciente, ya quiero ver a Zorricat calentando a los hombres, sintiendo como se moja solo de pensar en la excitación que va provocando, quiero verla chupando pollas y dando placer a las almas solitarias estigmatizadas que vagan por esos locales, sintiéndose poco valiosos sin saber que es justo lo que a Zorricat le pone, esos que están muy receptivos y son valientes, atreviéndose a hacer las locuras que se nos pasan por la cabeza.

Nos pedimos algo en la barra, sentados en las banquetas, empiezan a llegar poco a poco las parejas, invitados a algún cumpleaños que se oye al fondo. Todos se conocen y no sé si esperarán que demos la nota o nos comportemos. Nos da igual, vamos a lo nuestro. El tiempo pasa y ahí nadie parece que esté en un local liberal. Ella se aburre y me empieza a bailar sensual, esa es la señal, me bajo de la banqueta y el baile empieza a subir de temperatura. Muy agarrados, mis manos recorriendo su cuerpo. Las de ella recorriendo el mío. No hay zona prohibida, pellizco sus pezones ya firmes que se marcan a través de su top mientras ella, de espaldas a mí me restriega el culo. Le digo al oído que a ver cómo reacciona la gente de alrededor cuando le meta mano por debajo del top mientras ella sigue al ritmo de la música.

Miramos alrededor y hay varios hombres sin pareja lanzando miradas furtivas sin intención ninguna a que les pillen mirando. Bien hecho, no es cuestión de incomodar a nadie quedándose mirando como un salido. Cuando se puede mirar se mira. Cuando no, se roban miradas discretamente. Esa noche, les tocó el premio gordo con Zorricat, quiere que la miren y no tengan miedo de hacerlo. Ella se queda mirando directamente a un chico de mediana edad, con los rasgos más comunes que existen, un hombre tan genérico y sin nada especial que no se podría describir. Él está con la copa mirando de un lado al otro, inquieto, nos colocamos de frente para dejarle la visión perfecta de su top blanco por encima de mis manos que acarician su pecho al ritmo de la música. Sigue sin atreverse a mirar directamente, ella le busca la mirada mientras pone cara de deseo y su culo se frota fuerte con mi polla. Bajo la ropa está librándose una batalla.

Por fin el chico reacciona y empieza a mirar tímidamente y conectando con los ojos de ella. Es el momento pactado, saco una mano de debajo del top y levanto el top poco a poco hasta dejar libre por completo los pechos. La tetas se convierten de repente en un lienzo de luces, puntitos laser y distintos colores que reflejan los tonos de la sala tenue pero suficiente para apreciar ese cuerpazo desnudo.

La reacción del chico nos hace mucha gracia, levanta las cejas y retira deprisa la mirada como no creyéndose lo que ha visto. Es justo la reacción que le gusta a ella, tímido y moldeable, que tenga la voluntad justa para hacer lo que ella quiere y el atrevimiento para realizarlo. Con los torso desnudo sus pechos están queriendo ser apreciados y adorados con miradas lascivas. El señor que tenemos justo al lado en la barra se percata de los magreos y movimientos sexis del baile y se separa un poco más de la barra para curiosear. Se queda con los ojos abiertos al ver el pecho al aire y este señor no tiene problema en mirar sin ninguna discreción, no sabemos si por valiente o por diablo. Zorricat sigue más interesada en el chico tímido. Quiere calentarle y notar su deseo.

Se restriega ella misma, mi mano y su mano juegan, se entrelazan y masajean sus tetas. Mi mano libre la bajo hasta su falda. Como adoro el acceso fácil y rápido que proporciona. Se la subo mostrando su tanga rojo. Ahora el chico tímido se queda mirando a una diosa semidesnuda que le devuelve la mirada mientras baila sexy y le meto mano con su espalda en mi pecho. Alrededor ya se va formando el típico grupito de hombres solteros algo mayores y algún que otro de mediana edad. Todos mirando su cuerpo, lo atractiva que es, la juventud que refleja.

Con un gesto coordinado le indica que se acerque y se presenta mientras sigo levantando la falda y tiene los pechos al aire. Le pregunto si le mola lo que ve y si quiere acariciar su pecho. Él accede de inmediato con un gesto de afirmación sin decir nada más. Avanza una mano temblorosa a su pecho y yo retiro la mía que va directa al coño tapado por el tanga. Ahí es donde debe estar. El hombre se centra en el pecho y yo masajeo su clítoris por encima de la telilla. Se escapan gemidos, se retuerce contra mi torso y tengo que sostenerme en la barra con la espalda porque me tira fuerte hacia atrás. Gime mientras se moja. Noto su humedad a través de la fina capa que separa su dureza de mis dedos, su increíble calor. Está muy cachonda. El chico sin que se lo digan empieza a innovar y lentamente baja la boca hasta el pecho. Chupa, le dice ella, quiero correrme, chupa! Los asistentes empiezan a fijarse más y más en el espectáculo. Miradas de deseo, de reprobación, de incredulidad, mujeres que miran bien y otras mal... Que importa, es lujuria en su estado más primario, mujeres bisexuales deseando cambiar el sitio, hombres comiéndose con la mirada al cuerpo del pecado.

Zorricat está a punto de correrse con la estimulación del clítoris y de sus pechos pero no quiero que se corra tan pronto, todavía no. Quiero que saboreen más del show. Me siento en la banqueta y le pongo una pierna encima de la mía, ella de pie y yo sentado. Su intimidad expuesta a todo curioso que quiera mirar. Le retiro el tanga a un lado para que todo el mundo vea lo bien depilada que está. Su sonrisa vertical empieza a tener el protagonismo que adora. Empuja suavemente al chico para separarle y que todo el mundo pueda apreciar lo cachonda que está. Le dice al señor de al lado si le gusta lo que ve. Se queda de una piedra cuando ella misma se ofrece a que le haga sexo oral, ahí mismo. El hombre duda, ya no es tan diablo. Sigue dudando y se voltea y se aleja. Corderito con piel de lobo... Ella elige a uno al azar mientras mis dedos frotan su clítoris y la otra mano separa el tanga. Expuesta a todos. Todos mirando. El afortunado se acerca y ella le dice que está tan cachonda que necesita sentir una lengua en su coño.

Éste no se lo piensa, se pone de cuclillas, ahí mismo, en medio de la zona social a comerle el coño a una desconocida. No se lo puede acabar de creer. Es justo como en sus sueños y fantasías más calientes. Y no sólo de una desconocida cualquiera, le está chupando el coño a Zorricat! Durante dos minutos en la sala no se oyen gemidos mezclados con la música y las voces de los que no se han enterado de lo que se cuece ahí mismo. Los curiosos se acercan, se hace un corrillo y todos miran, parejas incluidas. Menudo orgasmo. Ella se estira y me aprieta la mano fuerte. Noto cada espasmo de placer, lo acelerado del corazón. Ella nota la lengua del chico mezclándose con sus flujos vaginales. Estoy convencido que ha tenido que notar cómo se le apretaba el coño con cada espasmo alrededor de la lengua como yo lo siento siempre que se corre en mi boca. Zorricat se abandona solo un momento, sin fuerzas, con los ojos cerrados, la sujeto firmemente mientras vuelve en sí misma. Me dice al oído que ha sido súper intenso. Punto a favor del chico, parece que ha hecho un buen trabajo.

De vuelta en sí misma, se baja el top y se ajusta la falda, se pone de nuevo modosita. Las miradas de envidia y deseo por ser protagonistas de los demás se van apagando mientras ella se da la vuelta y me mira con complicidad. Le digo al oído que menudo orgasmo, que será el primero de muchos de la noche.

Continuará la segunda parte escrito desde el punto de vista de @*****cat.
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