UN AMIGO INESPERADO

*********cioso Pareja
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UN AMIGO INESPERADO
¡Hola! os dejo un relato por aquí para que leáis un poquito. Sentiros libres de comentar si queréis. Espero que os guste... *zwinker*


Hoy es uno de esos sábados en los que el vermut se alarga considerablemente.

• ¿Hacemos la última? Me dijo mi amiga, a lo que yo contesté ¡Venga va!

Debo decir que yo no paso de tres cervezas, beber me cansa y me hincha, pero ahí estábamos en el último bar. Yo me pedí un chupito de Limoncello y mi amiga otra birra más, ella se había tomado unas cuantas, y seguía, iba un poco ebria y se le notaba, se volvía extremadamente sociable hablando con todo el mundo.

Allí mismo conocimos a una pareja de sesentones con los que estuvimos charlando, más bien hablaba ella, yo siempre he sido más reservada.

Entonces apareció un chico que se enredó en nuestra conversación, se respiraba buen ambiente y buen rollo. Este chico nos explicó que había llegado con 6 años a Barcelona, obviamente se había criado aquí porque hablaba perfectamente catalán. Llegó desde Kenia con una ONG debido a un tratamiento que recibió por unas quemaduras que tenía en la espalda tras un accidente doméstico. Y aquí se quedó. A sus 40 años hacía vida en el barrio de Sants. Enseguida la charla grupal se redujo a algo más personal entre aquel recién conocido y yo.

-“Mi nombre es John”, me dijo
Ahí me dio un pequeño vuelco el corazón, como mi Amo, pensé, ya es casualidad… y los chupitos fueron cayendo uno tras otro.

-“Me gusta la profundidad de tu mirada”

Me sentí halagada y relajada, y el sabor agridulce al que acudí a la cita de rigor con mi amiga había desaparecido. El día anterior mi pareja y yo habíamos discutido y hasta la tarde del día siguiente no nos volveríamos a ver. El vacío y la ligera tristeza inicial se habían diluido casi en el mismo instante que el alcohol empezó a hacerme efecto. Aquel desconocido sabía cómo echarme el lazo.

-“¿Me acompañas al lavabo?”

Yo asentí con la cabeza y desinhibida le seguí. Entramos en el baño, nos besamos y quiso follarme allí mismo a lo que yo me negué; sin protección ni hablar, ya había tenido alguna sorpresa no hacía demasiados meses y no tenía ganas de arriesgarme; así que dejé que me tocase el coño. Estaba muy mojada, me masturbó y rápidamente me corrí a modo de squirt para sorpresa de los dos. “Debo de estar ovulando”, pensé, ya que no tuve la sensación de estar tan caliente para que mi cuerpo reaccionase de esa manera.

Yo le correspondí poniéndome de rodillas, le bajé el pantalón y le comí. Nunca me había enrollado con ningún negro y por un momento pensé si aquel individuo haría honor a la fama que tienen en cuanto al tamaño de su miembro. Pues no, tengo que decir que era algo normal y no pude evitar sentirme algo decepcionada….

Tras unos minutos salimos, nos tomamos otro chupito y mi amiga me dijo que se iba, a lo que yo le contesté que me quedaba un rato más. Él me dijo que vivía cerca, que podíamos ir a su casa y no lo pensé dos veces, no tenía ganas de volver sola a casa. Me pareció en ese momento un buen plan, no tenía nada mejor que hacer. Además, hacía mucho que no ligaba y aquel nuevo “amigo” me hacía sentir especial. Me sentía a gusto.

Por el camino compramos algunas cervezas y condones. Llegamos a su casa, estaba a unos 10 minutos del bar en el que nos habíamos conocido. Me sorprendió el encontrar un piso amplio y con una gran terraza, aunque bastante desordenado.
Nos bebimos las cervezas en la terraza y volvimos a besarnos, sus labios eran carnosos y cálidos. Entonces me propuso ducharnos antes de pasar a la habitación.

Nos dirigimos al baño, nos desnudamos y nos metimos juntos en la bañera. Fue en ese instante cuando pude observar las secuelas de aquel accidente infantil que le llevó hasta Barcelona. Tenía la piel de la espalda y la parte superior de los brazos arrugada, tal como queda después de haber sufrido quemaduras profundas. No obstante, no me produjo rechazo, seguía siendo un hombre bello. Físicamente era fibrado por naturaleza, estaba delgado pero tenía aspecto atlético, la piel negra y suave, casi imberbe. A pesar de sus orígenes africanos, sus rasgos faciales eran amables.

Yo le enjaboné, después él me enjabonó y mientras nos reíamos, aquel momento me pareció de lo más excitante, él recorriendo mi cuerpo y yo el suyo, explorando por primera (y única) vez nuestros cuerpos recién descubiertos.

Me gustó el tacto de su piel, muy suave; su culito y sus brazos eran tersos, y todo ello sumado al alcohol acumulado y al entusiasmo que desprendía me hizo desearle.

Cuando acabamos, nos secamos y pasamos a la habitación, él me puso a cuatro patas y me masturbó provocándome un squirting, pillandome una vez más por sorpresa. No tenía la sensación de estar tan caliente, era como si mi mente y mi cuerpo fueran por libre; entonces pensé que el alcohol podría ser el causante de aquella falta de coordinación cuerpo-mente, no era la primera vez que me pasaba.

Él estaba claramente excitado por mi reacción y comenzó a follarme en esa misma posición, me susurraba al oído y me decía que le encantaba que me corriese de esa manera, me lamía el cuello y el lóbulo de la oreja y yo me dejaba hacer.

Luego cambiamos de posición, yo me puse boca arriba y él encima mío, aún estaba algo aturdida por el alcohol y me empapé con mis propios fluidos (los del squirting), así que retiré las sábanas y me desplacé hasta la punta de la cama.

Nos besamos brevemente, me lamió los pechos, yo le besé el cuello y comenzó a penetrarme de nuevo, yo me quedé recostada mientras él entraba y salía de mí. Yo le sujetaba de vez en cuando los brazos, le acariciaba el culo o la espalda, apretaba mis muslos contra sus caderas.

Cada tanto se apartaba y nos comíamos mutuamente, él me lamía el coño, su lengua se movía ágilmente dentro de mí, recorría mis labios y apretaba suavemente mi clítoris, eso me ponía a 1000. Después yo le comía a él, me metía su pene en la boca mientras escuchaba cómo gemía y se retorcía. En ese momento jugaba a controlar su placer, yendo más o menos rápido, lamiéndole suavemente la punta o metiéndomela entera en la boca. Me sentía poderosa y aquella situación me divertía.

A continuación, me puso boca abajo colocándose encima de mí, siguió follándome sin darme un respiro, estaba totalmente inmovilizada y por primera vez deseé que terminase, no sé exactamente cuánto tiempo llevábamos haciéndolo, pero seguro que había pasado un buen rato porque estaba anocheciendo, así que comencé a contornear mi culito porque me di cuenta de que eso le gustaba especialmente.

Después con una voz muy sensual le pregunté si se iba a correr para mí y alguna guarrada más que no recuerdo. Un rato después se corrió y nos quedamos descansando en la cama, en silencio, su cuerpo contra el mío de espaldas en posición “cucharita”. Estuvimos así hasta que me preguntó si tenía hambre.

Yo le dije que sí y rápidamente desapareció camino a la cocina, yo me quedé mientras en la cama y entonces me di cuenta de que había perdido completamente la noción del tiempo, ya eran las 22h, se me había pasado el efecto del alcohol y tuve la sensación de estar bajando de la nube en la que había estado durante las últimas horas.
Me levanté y me fui al comedor, allí me quedé esperando sin que John me diera la oportunidad de ayudarle en la cocina, me pareció un buen anfitrión y una persona muy atenta.

Transcurrido un rato apareció con la cena, una ensalada y una tortilla de patatas, cenamos viendo la tele como si fuéramos dos amigos que se conocen desde hace tiempo.

Me sentí a gusto en todo momento hasta que fui consciente de la hora que era, más de medianoche, y se me hizo un mundo pensar en moverme para volver a casa: recoge, llega hasta la moto, conduce ... .uuuuffff!! ¡Qué palo!, pensé.

Al comentárselo a John, éste dio por hecho que me quedaría esa noche en su casa.
• “¡Claro!, ¡Quédate!, si he preparado la cena no es para que ahora te vayas a tu casa”.
Yo asentí, aquel chico desbordaba entusiasmo y estaba siendo muy amable, así que acepté la propuesta.

Transcurrida poco más de una hora decidimos acostarnos, aunque antes de dormir echamos otro polvo. Esta vez me pareció más mecánico, primero me coloqué yo encima suyo y después él me puso boca abajo y me penetró sin muchos miramientos, en esta ocasión no hubo besos, ni ningún atisbo de complicidad, me pareció frío. El buen rollo presente horas antes se había desvanecido y ahora solo quedaba sexo, nada más.

Yo no me iba a volver a correr, pero él sí, así que seguimos follando un buen rato hasta que al fin él llegó al clímax. Para mí la historia con mi nuevo compañero había llegado a su fin.

Nos dimos las buenas noches y procedimos a dormir, aunque enseguida me percaté de que me iba a costar conciliar el sueño. Las persianas no estaban bajadas y entraba luz de la calle, también se escuchaban voces y ruidos cada tanto.

Mi problema es que con luz y con ruido no puedo dormir, eso súmalo a que nunca he sido muy fan de quedarme en casas ajenas. Entonces pensé que quizá no había sido tan buena idea quedarme a dormir allí, pero enseguida intenté quitarme esa idea de la cabeza, ya estaba decidido y no podía echar marcha atrás.

Lejos de mejorar la situación, mi mente empezó a volar sin rumbo fijo, me venían recuerdos con mi Amo y no pude evitar sentir un nudo en el estómago…¿Qué pensaría al verme con aquel extraño? El sexo había estado bien (sin contar el último polvo), pasamos una tarde divertida y aquel desconocido había sido amable y atento conmigo ¿Qué había de malo en ello? ¿Acaso no me merecía pasar un rato agradable con otra persona?

Tuve sentimientos encontrados en ese instante ¿Le debía fidelidad incondicional a mi Amo?, pero si él mismo a veces me había dicho que no le importaba si me acostaba con otro y además había tomado precauciones. Pensé que no tenía importancia lo de aquella tarde y que no valía la pena ni siquiera mencionarlo ¿Para qué?

Y analizando el momento sexo pues qué decir, mentiría si dijera que no me había gustado, pero eché en falta la conexión y complicidad que tenemos mi Amo y yo, los mordiscos, los azotes, la intensidad del sexo. Rotundamente estábamos en otro nivel y me invadió cierta tristeza porque después de poco más de un año de relación Amo/Sum, no habíamos tenido un momento de cotidianidad que aquel desconocido me había ofrecido, algo tan sencillo (o complicado) como pasar una tarde en casa de uno de los dos, follar, preparar la cena y dormir juntos. Es lo que hay, pensé, no llevamos una relación estándar, así que no puedes esperar situaciones estándar…. O sí? ¿Es pedir demasiado?

Pasé gran parte de la noche en vela mientras mi compañero dormía plácidamente, y cuando amaneció y vi que éste se revolvía entre las sábanas le dije que me iba para casa. No sabía dónde estaba parte de mi ropa, ya que se había mezclado con la suya, pero él se levantó y me ayudó a encontrarla.

Una vez vestida, me acompañó a la puerta, nos dimos un tímido beso y nos despedimos con un “Ya nos veremos”. Los dos sabíamos que no habría segunda cita, tampoco la buscaba y deduzco que él tampoco. Como dice el refranero “Lo bueno si breve, dos veces bueno”.

Y me fui a buscar la moto y a seguir con mi vida, me sentía un poco rara por todo lo ocurrido, hacía muchos, muchos años que no me liaba así con nadie. No era mi estilo, pero había ocurrido. Estaba aturdida por la falta de sueño y lo único que quería era descansar en mi sofá.

Otra experiencia, pensé, y me sentí feliz de volver a mi casa.
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