Bueno, veo que Meraki ha llenado la charca de agua y dejado el barro a punto para que yo me ponga a chapotear y lo ponga todo perdido. Disculpad, de corazón, si ensucio (ofendo) a alguien. No es mi intención.
Tengo una visión, creo que un poco diferente de la mayoría, y es que para mí el gran problema del mundo liberal es precisamente que se intente definir como “un mundo”, “un ambiente”, un “lugar al que llegar” o un “sitio en el que entrar”. Muchas veces parece que hablemos de una suerte de logia, o club privado, con sus niveles de iniciación, sus códigos secretos e incluso rangos entre sus miembros en función de su experiencia y éxito dentro la organización. La masonería del frungimiento que diría alguno que conozco.
Y creo que esto es un problema porque lleva a lo que tantas veces he dicho: gente haciendo listas para cumplir lo antes posible, gente queriéndose haciendo para ser “más de lo más”, gente que, en un par de años, ya creen poder pontificar, gente incapaz de decir no por no defraudar e incluso gente “forzándose” (p.e. vía alcohol) a hacer cosas que no harían estando sobrios. Una huida hacia adelante, basada en vacíos emocionales, inseguridades, autoestima y amores propios vacíos que hay que llenar aunque sea de forma artificial.
Yo suelo ir de “niño bueno” sin mucha experiencia, pero la realidad es que la primera vez que fui a un club fue en 2016. Es decir, llevo ocho años intentando enterarme de que es ser liberal y aún no lo he descubierto. De hecho, al principio, y durante años, no me planteaba que existiese el mundo liberal. Yo era simplemente una personita con inquietudes, cierto interés hacia el sexo y que, además, tenía ganas de hacer realidad algunas fantasías por lo que fue la vida la que me llevó hacia personas con intereses parecidos.
Luego, con el paso de los años, me fui dando cuenta de algo importante que ahora mismo es lo que más me aporta de este ambiente y es la posibilidad de construir relaciones duraderas por encima (o a pesar de…) del sexo. Y es que, hasta que he ido conociendo gente liberal, siempre me he tropezado con lo que llegué a llamar el dilema del sexo: y es que siempre que terminaba acostándome con alguien, más tarde o más temprano llegabas a la encrucijada de tener que iniciar una relación más seria (que, en mi caso, tiene que ser a distancia y no acaba bien) o dejar de tener sexo lo que, en la mayoría de los casos, significaba dejar de ver o tener casi contacto con esa persona (o, desde luego, perder esa confianza o amistad previa). Por suerte con muchas de las mujeres liberales con las que he podido intimar también he podido construir una relación de amistad más allá del sexo (cosa que me resulta casi imposible fuera de este ambiente).
Ahora, dicho esto, me sorprende el planteamiento de Meraki en algunas cosas. Claro que en este ambiente hay gente que quiere follar por follar. Y claro que hay gente que quiere un polvo sin compromiso cada fin de semana (o varias veces por semana).
Y es que, en este ambiente, como en cualquier otro, existe el libertinaje, el sexo por sexo, tíos practicando pesca de arrastre, babosos, fotopollas o mujeres ofreciéndose por dinero o favores. Exactamente igual que en cualquier otro ambiente o en cualquier otra app de contactos. Estas hablando del estado del mundo no del estado del mundo liberal.
Es más, diría que el mundo liberal está un poco mejor que el resto porque, al menos aquí, nos paramos a pensar más sobre estas cosas.