@******d10 me está gustando el debate contigo, lo que no es habitual en mí porque no quiero convencer a nadie de nada.
Primero respondo: El Chemsex es tremendamente peligroso, y mucho más en BDSM. Aunque el alcohol es una droga aceptada legalmente y tan alienante en exceso (y no tanto según cada persona), como el chemsex. Pero si es consensuado plenamente (con negritas), por mi parte, nada que decir. Solo que después no hayan quejas de abusos.
Y ahora te pregunto... entonces piensas que el masoquismo extremo, aunque no sea regular (es decir, esporádico), no es aceptable? (me remito a tu frase: "hay comportamientos dañinos, física o psíquicamente, que no son aceptables".)
Porque personalmente me considero un individuo, de bastante a muy equilibrado, en comparación a la media, y he participado de sesiones de BDSM en las que he dado palizas muy duras a persona/s que me lo han solicitado, lo que considero muy extremo, que conste en acta. Obviamente asegurándome de que teníamos muchísima confianza y que había un motivo totalmente deseado y justificado. Podríamos pensar... ¿Quién puede desear recibir una paliza? Pues hay bastante motivos para desearlo, muy similares a las razones para desear darla:
• Porque la persona simplemente obtiene placer con ello, y no necesariamente debe ser masoquista.
• Por masoquismo.
• Por llevar su físico y emociones más allá de los límites establecidos.
• Como muestra de Amor más allá de lo comprensible convencionalmente (no hablo de manipulación, si no de Amor real y con mayúscula).
• Por experimentar una unión y conexión superior.
• Por valentía (siempre y englobando las anteriores)
• Por experimentación.
• Por redención.
• Por motivos místicos (como los sacrificios religiosos).
Hay que ser muy valiente para asumir un hecho tan crudo y real como una paliza, tanto física como, de modo especial, emocionalmente. Hablo tanto de la parte activa como de la pasiva, y para mi, es un acto de Amor de valor incalculable.
Entiendo que la mayoría de las personas que me lean no lo comprenderán y quizás piensen que estoy desequilibrado, por lo que estoy tomando riesgos.
Dicho esto, creo que no podemos juzgar tan superficialmente el bien y el mal, porque lo que para unas personas es una aberración, para otras es algo sublime y espiritual.
El BDSM serio no es un juego aunque lo pueda parecer, y hay prácticas muy extremas que, en mi opinión, solo las deberían efectuar personas con la mente muy equilibrada y en un estado psico-emocional estable y seguro.
Podría extenderme en varias páginas, pero este no es un grupo de BDSM y ya me he marcado demasiado.