Sigamos desnudándonos. Esta vez la culpa es de
@*****92a 😉. Mirad, si os apetece el momento vintage ojead la programación de la televisión en España, en B/N, por supuesto, de un día de julio de 1981.
Pues mas o menos ese día, Mariona e Ignatius se unieron en libre asociación; mojigatos ellos, con 18 recién cumplidos ella, y por cumplir él. Bendita inocencia que duró hasta hoy, felizmente. Es básicamente por contextualizar los albores. Y para proseguir: la más contundente de las confesiones. Ambos dos llegábamos vírgenes a la relación sin haber testado ni teta ni pene ajeno ni ningún otro de los deleites del sexo que no fueran el furtivo (y exclusivamente masculino) onanismo adolescente. Porque si vamos a contar, contemos la verdad, solo la verdad y nada más que la verdad. Como al psiquiatra. Pero gratis. Como al Juez, pero por voluntad propia. 😊
Fuimos vírgenes poco tiempo. Ignatius iba más salido que un balcón y Mariona todavía no lo sabía, pero ya era una sumisa de libro. Y lentamente, paso a paso, fuimos experimentando. Eso sí, solo entre nosotros. Que, digan lo que digan, todavía no eran tiempos de lujuria generalizada entre jóvenes reprimidos de la Transición post Tejero.
A esos inicios le seguirían más de 40 años de monogamia. O sea, vírgenes de arranque, y en matrimonio duradero y leal, quiere decir que llegamos a los 59 años con dos hijos independizados, pero sin haber probado nada que no fuera el sexo marital. Ni otro hombre, ni otra mujer. Increíble, ¿no? Pues sí. Esos eran Mariona e Ignatius.
En el historial de Ignatius, el
micromacromachismo de porno en Internet y las omnipresentes conversaciones más o menos soeces con compañeros de trabajo sobre lo buenas o más buenas que estaban las tías –poco más. En la más profunda y sensata mente de Mariona, las lecturas eróticas compulsivas que la guían a la apetencia de testear límites en algo más de lo progresado en su relación, incluso en el BDSM, dominación/sumisión que Ignatius no va a darle.
Eso sí, por suerte, el grado de complicidad es ya imbatible. Cuando una pareja ha superado 13.227 crisis, está segura de su resiliencia. Y es justo el momento en que se puede plantear aquello de: ¿y si probamos? Y probamos. Y entonces es cuando, si habéis llegado hasta aquí en la turra y os quedáis con ganas de más, podéis recuperar lo que escribimos anteayer en el foro y podéis acabar de completar.
Mujeres con ganas de más: Expectativas
Por cierto, que la de ayer fue nuestra publicación 69 en Joy. ¡Es que nos hizo gracia!