Dado que estos días, por la noche, tengo pocas cosas más que hacer que contar alacranes voy a escribir una respuesta larga. Disculpad pero uno también esta aquí para pasar el rato y entretenerse.
Yo, al igual que otros que habéis comentado, no creo que la sociedad piense, en general, que el porno sea una representación de la realidad. Siempre habrá excepciones, claro, pero como norma yo no conozco a nadie que tenga normalizados esos tamaños, comportamientos, movimientos o acrobacias.
Este tipo de rechazo social, incentivado por los medios, opinadores y demás farándula de la ingeniería social, no son algo nuevo cuando se trata de señalar el ocio más o menos alternativo. En los años ochenta, si te gustaba el heavy metal, eras un adorador del diablo con tendencias suicidas. En los 90 si jugabas al rol eras un asesino adorador del diablo. En los 2000, si jugadas al ordenador, te convertías en una persona violenta y, posiblemente, adoradora de Satán. En el 2010 era el cine de acción el que engendraba violencia y ahora ver porno te convierte en un machista con tendencia al maltrato hacia las mujeres (me pregunto qué pasó con el satanismo: ¿Es que ya nadie se acuerda de Satán?).
Y es curioso como compramos el relato. Cuando escucho, en cualquier medio, hablar de pornografía siempre va acompañado de los mismos mantras: es que la gente consume porno de violaciones, es que está convirtiendo a nuestros jóvenes en unos perturbados, es que ver porno hace que termines maltratando a tu pareja, es que el porno es machista, es que…. Y yo siempre me pregunto lo mismo, ¿pero que tipo de porno ve esta gente? (¡o que tipo de setas consumen!).
La realidad es que nuestra sociedad tiene un acceso continuo, directo y sin cortes a la pornografía desde principios de los 2000. Es decir, gente que ahora tiene entre 30 y 35 años ha crecido viendo porno de todo tipo durante toda su adolescencia y vida adulta. ¿Son más pervertidos? ¿Han salido raritos? ¿Le pegan más a sus parejas? ¿Violan más? Diría que si analizamos los datos incluso veríamos una tendencia contraria.
Los datos están ahí. PornHUB publica anualmente una estadística de uso muy interesante:
https://www.pornhub.com/insights/2023-year-in-review#age-demographics
Ahí puede verse que el tipo de porno más buscado entre los hombres (Japones, Maduras, Anal, Milf y negras) y mujeres (Lesbianas, Japones, Tríos, Negros y Maduros). En ninguno de los dos sexos, entre los 15 géneros más buscados (que comprenden el 90% de lo que se ve) hay nada que sea alternativo o fuera de lo normal. Lo que algunos llamaríais Vainilla.
Es más, si comparamos las búsquedas entre hombres y mujeres vemos cosas que van contra el discurso popular. Por ejemplo, los géneros más vistos por los hombres incluyen maduras, milf, transgereno, amateurs o “mujeres grandes”. Es decir, los hombres, cuando vemos porno, parece que no buscamos el estereotipo de mujer perfecta.
También es curioso que, entre las mujeres, ocupen puestos altos prácticas algo más atrevidas como Tríos (en tercer lugar, en las mujeres frente al 8 en los hombres), Gangbang (10 en las mujeres frente a 15 en los hombres) o Bondabe (en 15 lugar en las mujeres, en los hombres no está ni entre los 15 primeros). También resulta curioso como las mujeres buscan más términos que parecerían asociados al machismo de los hombres: porno transgénero un 175% más, porno lésbico un 73% más, sexo bruto un 34% o Bodange un 33%.
En resumen, creo que nos dejamos llevar por el alarmismo de una sociedad mojigata. Os recuerdo que hay más de un movimiento político, de uno y otro lado, que ya ha planteado prohibir, limitar o perseguir la pornografía.
El porno no le está haciendo daño a nadie y cada uno consume el que le gusta en su intimidad (lo que no esta reñido con una mejor educación, vigilar el acceso de los niños pequeños y demás).