Y sigo protestando
No veo tan claro que la cultura del cuero en el BDSM venga tan directamente de los moteros. Que esté influenciado, seguramente, pero creo que en eso tiene mucha más influencia la estética y la iconografía del Berlín del Cabaret y la república de Weimar (botas altas, abrigos de cuero negro...) que los ángeles del Infiero.
En cierto modo hablo sin saber ya que no me va el BDSM pero si continuo la historia de mi anterior Post y me pregunto que llevó a los Rockers de los 50 a vestirse de cuero ahí si que la respuesta es inmediata: del “One Percenter” o 1% que si nace de la cultura motera pero que en los años 50 y 60 se popularizó para referirse a cualquier “vago o maleante” (por entendernos).
La historia viene de una tangana gorda que se montó cerca de San Francisco, en Hollister, en 1947. Básicamente en ese pueblo había una concentración de moteros de bien pero ese año llegó más gente de la prevista y con muchas ganas de juerga. Las autoridades, en un alarde de inteligencia, decidieron cerrar los bares de la localidad para evitar que la cosa se desmadrase. ¿Qué suponéis que pasó? Pues que se lio: gente bebiendo en la calle, carreras ilegales, exhibiciones de caballitos. La cosa tampoco debió ser para tanto: no murió nadie, ningún vecino resultó herido, no agredieron a nadie, no hubo destrozos a la propiedad….
La cuestión es que el tema se agrandó una barbaridad. La prensa sensacionalista se cebó con el tema e incluso la revista Life, que por aquel entonces marcaba un poco lo que era realidad o no en América, publicó un artículo exageradísimo repleto de fotos que escandalizaron a muchos. El Gobernador de California, y la Asociación Americana de Motoristas, tuvieron que sacar un comunicado diciendo que “…únicamente el 1% de los motoristas son matones y camorristas…” lo que rápidamente fue caricaturizado. Con el tiempo cualquier inadaptado, rebelde, marginado u “outsider” se conocería como “one percenter” (igual que los clubs de motoristas delincuentes que rápidamente adoptaron ese nombre). La cosa podría no llegar a más pero a principio de los 50 se estrena la peli The Wild One (si la de Marlon Brando la chupa y la gorrita), basada precisamente en los disturbios de Hollister, lo que convierte la anécdota en historia.
Para ese entonces ya se asociaba la estética motera, y de cuero, con el tipo duro, guapo, indomable y rebelde. Y ahí llega James Deen y rebelde sin causa para terminar de fijarlo en la mente de todos lo que no dudaron aprovechar todos los estudios para vestir a Elvis, Gene Vincent y el resto de los suyos (no nos olvidemos que desde los pantalones ceñidos de Elvis hasta la gorra de tachas de Halford todo es markting).
Tampoco estoy de acuerdo con lo de que los clubes de moteros estuviesen formados por veteranos. Si bien es cierto que las motos se multiplicaron después de la segunda guerra mundial, no es cierto que las bandas de moteros estuviesen formadas básicamente por veteranos inadaptados. Los Ángeles del Infiero, que es quizá la más famosa, si se la fundaron ex aviadores un poco tarados que habían luchado en el pacífico. Pero clubes de moteros criminales habían existido mucho antes. Los Outlaws, sin ir más lejos, se fundaron oficialmente en los años 30. Incluso antes de la guerra ya existían clubes de moteras : las Motor Maids por ejemplo. A fin de cuentas los moteros nómadas, maleantes y outsiders que campaban por el medio oeste en los años 30 no dejan de ser los Cowboys y pistoleros que 15 años antes hacían lo mismo a caballo.