interesante el rumbo de la cuestión.
el tema tiene tres implicaciones.
a) la libertad de relacionarse sexualmente, sin que la ley te obligue o te castigue.
b) la realidad genética diferencial entre la percepción de la relación sexual de hombres y mujeres (porque la diferenciación entre hombres y mujeres, va mas allá del cromosoma 21)
c) la gestión social de la sexualidad.
Creo que es esta última a la que se refiere fernando; y se basa en el hecho de que si alguien se pone a mirar hacia arriba en una calle céntrica, al poco habrá varias personas que también miren... y que alguno incluso verá algo que explicaría porque el primero estaba mirando al cielo.
Lo cierto es que no podemos salir de nuestra relación social y en la medida en la que la sociedad establece las relaciones homosexuales como un logro de la libertad (olvidando que hace 2.000 años griegos y romanos disfrutaban del mismo) o una realidad genética (olvidando que la atracción sexual debe ser una condición poligenica y por tanto difícil de predecir y muy variable en intensidad y condición).
la gestión social de la sexualidad, nos lleva, como no debía ser de otra forma, a que haya personas que disfruten de ella sin sentimiento de culpa, pero también comienza a existir gente que se siente mal por no ser bisexual o no tener relaciones con el mismo sexo (no queremos estar fuera del grupo... y el grupo, la sociedad, parece que fuera homosexual o bisexual en su inmensa mayoría, lo cual no creo que sea cierto).
Esto no tendría la mayor importancia, si no llevara a estas personas que no se sienten homosexuales o bisexuales a realizar estas practicas para "agradar", para ser como todos (como si todos fuese algo homogéneo). En este sentido, un caso que está llegando a situaciones dramáticas lo tenemos en los cambios de sexo entre adolescentes y no tanto, y como las legislaciones (liberales) en algunos países están dando paso a legislaciones (garantistas) para evitar dramas humanos ante transformaciones irreversibles.
Atendamos al hombre que mira al cielo, pero preguntemos nos si en realidad esta viendo algo o le han pagado para que el resto de mortales miremos al cielo y dejemos de mirar a la calle; seamos libres para decidir, porque pensamos y busquemos la felicidad porque conocemos aquello que nos da placer sin atender a cliches sociales o mediáticos.
(recomendación para ver... el ángel exterminador, Buñuel 1962)