„Somos muchos, cada vez más, los que no concebimos una cita, de la índole que sea, sin que medie una botella de vino, de cualquier vino (a cada uno el que le guste más).
Es el afrodisíaco perfecto, un testigo mudo, tan íntima es la relación entre el vino y el amor -y el sexo- desde tiempos inmemoriales.
Y es que el vino, además de ser un placer en el paladar, dicen que ayuda a relajar nuestro sistema nervioso, desinhibe, calma la ansiedad y enciende la libido.
Para mi el vino es erótico. Sin ninguna duda.
Para mí es ingrediente imprescindible, alrededor de un vino con copas adecuadas, se crea un ambiente elegante que se presta más a la charla distendida y las confidencias.
Y en relación a la libido quizás más que encenderla la mantiene en todo lo alto mucho más tiempo.