Mi primer coche fue un 2cv color amarillo piolín y aquello era una experiencia increíble. Los viejos del lugar supongo recordarán las bondades del sistema de amortiguación de esos coches, que daban un plus a los movimientos de las embestidas de la lujuria, y aunque no tenía ni asientos reclinables, no había nada más morboso que abrir la capota de lona, poner a tu pareja de pie sobre el asiento trasero, con sus brazos apoyados en la barra central del techo mirando a las estrellas y penetrarla por detrás mientras ambos notábamos la brisa de la noche y ella buscaba con su mirada la osa mayor o admiraba la vía láctea (En sitios sin contaminación lumínica claro...)
Hace poco y tras años sin practicarlo, tuve un pequeño escarceo furtivo a modo de toqueteos en mi coche actual, a plena luz del día. Había gente cerca, incluso un vehículo aparcado al lado, pero lo morboso de esto es eso precisamente. Siempre me fue el riesgo...