Una soleada tarde del mes de abril de hace más de un lustro, me dirigí hacia la calle cuenca de la ciudad de Valencia, donde se encuentra la única Sala X de Valencia, antaño habian 3.
El cine dispone de 2 salas A y B, yo entro en la B, se accede por debajo de la pantalla, al entrar se aprecia un olor especial mezcla de fluidos, olor corporal, sudor…
Me siento hacia el medio de la sala y me percato que los pasillos laterales empiezan a pasar hombres mayores y no tan mayores. Entra una pareja de veinteañeros y automáticamente toda la atención de la sala se dirige hacia ellos
(Continuará)