En el cole, allá por los 1970-80; nada. Cuando en el libro de ciencias de la EGB, hablaban de la reproducción y casa dieron por sentado que era suficiente para saber de sexo.
Para mi padre fue un alivio en dicho momento, el no tener que llevarme a una casa de putas para aprender la mecánica como hicieron en su generación. Aunque el método sea discriminatorio acorde a las normas morales actuales, lo cierto es que quedamos en igualdad de ignorancia que el genero femenino.
Un listillo de la clase, mientras nos duchábamos tras la clase de gimnasia ya en segundaría comento lo de "si te la meneas ..." y aprendimos lo de masturbarse, pero sin guía fatal (en la ducha, a escondidas y sin tener presencia sobre las sensaciones o control).
Por un lado agradecí que el porno entonces se reducía a ver alguna revista perdida donde aparecía una mujer desnuda, y como todas las mozas iban tapaditas, idealizábamos cualquier ser femenino de sugerentes líneas; pero esto tampoco ayudaba a ver el interior o construir relaciones conscientes entre personas iguales.
Curiosenado por casa, encontré un libretillo medico de los años 60, escrito en portugués para orientar los hombres en su noche de bodas, explicando los genitales y las diferencias ante los estimulos sexuales de mujeres y hombres. Hubiera preferido un manual Tao como describe la película "No mires abajo" pero al menos sabia un poco mas.
Respecto de la charla con los papis, solo me dijeron que no dejara embarazada a nadie, ni se me ocurriera traer ninguna "amiga" a casa. Lo cual dicho de paso era facilisimo, ya que si una mano deslizaba mas allá del limite "bofetón" y punto final, no fuera a correrse la voz de que no eran "castas".
Si recuerdo la primera escena erótica de una pelí que nos pilló de sorpresa a mi madre y a mi, con unos 15 añitos; no se veía nada explicito pero la actriz simulaba unos gemidos, a lo que yo pregunté si eso del sexo dolía, a lo que me respondió que mi padre era un amante atento y eso no pasaba.
Pasó casi una década, en la que deje la casa familiar para venir a la universidad en Madrid, empece a trabajar y acabé enamorándome poco después de una excelente mujer tres añitos mayor que yo y que ya había tenido relaciones antes. Acerté al confesar mi virginidad en el primer encuentro, porque mi actuación fue penosa; y ningún libro me preparó para mis 5 minutillos de gloria e insatisfacción de mi compañera de roce al mismo tiempo, con todo dada esta primera falta de expectativas por su parte pero con gran cariño; fui mejorando como alumno, atento a la premisa de que le gustaba y como a mi amiga, as las parejas que tuve después hasta el día de hoy. La practica hace el maestro.
Internet apareció en mi caso en mi época de casado, y no aportó ninguna información constructiva (se reducía a mete-saca entre modelos de buen ver). Después tras el divorcio empezamos un nuevo aprendizaje hacia la conexión intima con mujeres, que llevó entre varios caminos a llegar a esta comunidad, donde seguimos conociendo que voluntades traen los tiempos actuales ("Camões").
Si me hubiera gustado que en la escuela se me hubiera dado mas información sobre las relaciones humanas (incluyendo la libertad sexual y el compromiso afectivo respetuoso).
Creo que es difícil que se dé, ya que desde varios medios se obliga a seguir el patrón: estudia - trabaja - reproducete - endeudate, con lo que se observan muchas programaciones neuronales de: relación estable a largo plazo que permitan mantenerse en dicho ciclo. Se puede apreciar los efectos de la programación al estilo de la película Matrix sexo = reproducción, no necesito reproducirme = no busco sexo. Otras programaciones son la no sintonía con la maternidad en pos de una mayor fuerza laboral.