Sobre el "no es no" o "sólo si es si"
A menudo discutimos con amigos acerca de la filosofía del mundo liberal, no sólo como un aspecto de la libertad sexual sino también como un estilo de vida y una forma de relacionarse entre personas de todos los ámbitos. A raíz de una de estas fantásticas discusiones, surgió una pregunta, que me permitireis que os comparta, simplemente porque creo que es interesante reflexionar sobre cualquier dogma, incluidas algunas interpretaciones un tanto sesgadas del famoso decálogo del mundo liberal. Antes de nada y para centrar mi punto de vista, os cuento a grandes rasgos algo de mi. Soy la parte femenina de SyNbarna, de la generación X y técnica de profesión liberal. No me considero feminista, pero si gran defensora de la libertad de todas las personas sin distinción de género, clase o creencias. Con mi pareja, hace alrededor de veinte años que frecuentamos este maravilloso mundo swinger. Hemos compartido experiencias con parejas, mujeres, hombres, grupos, sin excesivos límites más que tres normas que tenemos dentro de la pareja, entre las cuales figura como condición básica ineludible, el sexo seguro.
Dicho esto, dejo aquí la pregunta y aprovecho para exponer mi opinión personal e individual:
¿No es no? O ¿Sólo sí es sí? (Por supuesto, aquí me refiero solo a relaciones liberales, especialmente en clubs o fiestas con más gente)
Pues sí, habéis acertado: yo elijo la segunda parte: "Sólo sí es sí".
Después de veinte años, como muchos de vosotros, he escuchado en este tipo de entorno, mil veces lo de "no es no" y, "es una señal de respeto atender al primer no". Nunca me gustó esta expresión, me parece un tanto interesada para coartar posibles respuestas negativas. Por otra parte, esta expresión así formulada no forma parte del decálogo liberal que, guste o no, marcó los límites de juego de aquellas parejas que participamos del estilo de vida swinger. ¿A qué punto se parece lo del no es no? Puede que le encontréis cierto parecido al cuarto principio, pero es significativamente distinto, ya que lo que este principio dice es: "Nunca por ningún motivo ejercerás presión sobre nadie para obligarle a Swingear, así se trate de tu pareja."
Hay dos maneras, a mi entender, de entrar en una relación sexual compartida. Una es invitando a participar y la segunda es que te inviten. Y digo invitar, porque en ocasiones es un "me invito sin que me lo ofrezcan y ya dirán que no, y aunque posturalmente sea no, insisto". En estos casos, cuando has de decir de forma explícita y según como, más de una vez " No", ya se ha roto la magia del momento y has perdido la concentración del instante libidinoso en el que estabas. Esta forma de actuar, para mí contraviene este famoso cuarto principio: es una forma de presionar, además no te quejes o no vuelvas a decir que no, pues lo siguiente es, "pues menuda liberal eres tú". En fin, parece que se tenga que explicar que serlo no significa que tenga la obligación de follar con nadie, ni que nadie deba hacerlo conmigo sólo porque estoy en un club o similar. Precisamente la magia de este mundo es ser libre para decidir hacerlo cuando te apetece, respetando por encima de todo a los demás.
Esto, a mi modo de ver, se traslada a la realidad de un modo muy fácil, si invitas y eres correspondid@, es claramente un sí, si no invitas o no correspondes, debería entenderse siempre un no. En ciertas situaciones, puedes sentir una leve caricia de alguien a quien le gustaría participar del juego en el que estás, una simple mirada o estar atento a la respuesta postural, es suficiente para entender si la respuesta es afirmativa o no. Hasta este punto puedo entender un "me invito", pero no más allá. Y no lo digo sólo como mujer sino que pienso que antes de " Invitarme' a tener una relación sexual con un hombre, me gusta esperar que asienta y, sobretodo, que su pareja y resto de acompañantes también lo hagan.
Como resumen, me encanta el juego de seducción, la estética de la lencería, conversaciones y susurros, el cosquilleo que sientes cuando ves que conectas con otras personas, esta es para mi la parte mental del juego que lo hace excitante, la que te hace llegar a orgasmos repetidos y que el cuerpo te pide una y otra vez. Esto sólo lo he sentido en las ocasiones que no hemos tenido que estar pendientes de decir no, sino cuando claramente todos hemos dicho sí.
SyNbarna (N)