Por: Paulina Millan
La relación entre amor y sexo ha sido tema de debate desde siempre. Hay personas para quienes las relaciones sexuales son una forma de expresar afecto, cercanía e intimidad dentro de una relación, mientras que para otras el sexo es solamente una expresión de placer corporal, incluso si ocurre entre personas que se aman. Esta diferencia de percepción se relaciona con la sociosexualidad, es decir, con nuestra capacidad y disposición de separar el sexo del amor o, en otras palabras, la posibilidad y el deseo de tener encuentros sexuales sin que exista un vínculo emocional profundo o un compromiso a largo plazo.
Psicóloga y sexóloga. Directora del Instituto Mexicano de Sexología. Autora de más de 35 investigaciones y de 18 artículos científicos publicados en revistas indexadas nacionales e internacionales. Autora de tres libros, entre ellos, Sexualidad: los jóvenes preguntan y “Te celo porque te quiero”: cómo los celos nacen del amor pero lo matan. Conductora de televisión y radio, y desde hace más de 17 años, productora y conductora de Sexópolis, podcast que toca todos los temas relacionados con el amor y la pareja.
La sociosexualidad incluye tres aspectos principales:
- nuestras creencias y actitudes sobre el sexo sin compromiso,
- la frecuencia y contexto en los que tenemos este tipo de experiencias,
- nuestro nivel de interés por buscar encuentros sexuales casuales.
Este concepto no es un atributo binario; por eso, hablar de niveles, situaciones y temporalidad es más acertado que decir que alguien es o no es sociosexual. Por ejemplo, hay quien se considera sociosexual en determinadas circunstancias o épocas (así como hay quien lo es toda la vida), y hay quien disfruta de su sociosexualidad pero desea establecer una relación de pareja en algún momento.
Un estudio realizado en 2024 por el Instituto Mexicano de Sexología encontró que, del total de personas que han iniciado su vida sexual:
- 3 de cada 4 han tenido relaciones sexuales casuales al menos una vez en su vida.
- Un 59% dijo sentirse capaz de separar el amor del sexo,
- Un 26% lo podría separar pero prefiere no hacerlo,
- El resto (15%) reportó no poder disociarlos.
Por otro lado, independientemente de si consideramos al sexo como una expresión natural e instintiva o si creemos que está íntimamente ligado al amor, la realidad es que ambos conceptos representan cosas diferentes. El amor que sentimos hacia una persona no garantiza una buena química sexual ni una vida sexual satisfactoria. Tampoco es indispensable amar a alguien para disfrutar de una experiencia sexual placentera; por eso, una noche de sexo casual con una persona que apenas conocemos puede conectarnos profundamente con alguien que quizá no volvamos a ver.
¿De qué depende que alguien sea más o menos sociosexual?
La sociosexualidad no es un concepto estático, sino que resulta de una mezcla compleja de factores socioculturales, psicológicos y hasta biológicos. Algunos estudios han encontrado que características como la extroversión, la autoestima sexual y una mente abierta suelen estar relacionadas con una mayor sociosexualidad. Otros se han preguntado si esto es algo que podría estar determinado por nuestra biología. De hecho, un estudio particularmente interesante en gemelos idénticos (o monocigóticos) y sus hermanos (gemelos dicigóticos y hermanos de distintas edades), mostró que puede existir una predisposición innata a ser más o menos sociosexual.
Con todo, los estudios han mostrado que se necesita mucha más información de la que se tiene para llegar a una conclusión al respecto (si es que esta existe). Aun así, hay características que se han asociado consistentemente a la sociosexualidad, como es el caso del género.
En México, por ejemplo:
- 72% de los hombres se consideran sociosexuales,
- 52% de las mujeres dicen serlo,
- 55% de personas no binarias se identifican como sociosexuales.
Además, son más los hombres que han tenido encuentros sexuales casuales (63%) que mujeres (39%) y personas no binarias (53%).
Aunque esta relación no sea sorprendente, la realidad es que el vínculo entre el género y la sociosexualidad se sobresimplificó durante mucho tiempo, y se asumió que los hombres eran los únicos que disfrutaban del sexo casual. El origen de esta generalización nació con una serie de experimentos que, hoy en día, no se consideran particularmente válidos.
Imaginemos la siguiente escena: una mujer en bikini camina por la playa y se acerca a un hombre aparentemente soltero para preguntarle si le gustaría salir más tarde a tomar algo. El hombre accede. Durante las siguientes horas, esta misma mujer repite el ejercicio con muchos otros hombres, algunos de los cuales reciben la propuesta más directa de ir a otro lugar a tener sexo. En total, 75% de ellos accede. Mientras tanto, un hombre repite el experimento y hace las mismas preguntas a distintas mujeres solteras (¿saldrían en una cita con él? ¿les interesaría tener sexo?). Algunas acceden a la cita; ninguna accede a un encuentro sexual.
Una interpretación superficial de estos resultados, desprovista de cualquier contexto cultural, podría llevarnos a creer que a ninguna mujer le interesa el sexo casual. De hecho, es justamente bajo este esquema que los estudios de Clark y Hatfield en los años setenta y ochenta fueron suficientes para explicar lo que se consideró eran diferencias absolutas entre la sociosexualidad de hombres y mujeres.
Sin embargo, actualmente se han analizado otros factores más complejos que explican los resultados de experimentos como estos. En principio, como señalan algunos autores, a las mujeres se les suele enseñar desde temprana edad que el amor y el sexo deben estar relacionados, por lo que muchas veces se les anima a darle mayor importancia al vínculo emocional sobre el aspecto físico. Esta diferencia en la educación y expectativas puede traducirse en actitudes más o menos conservadoras y en un mayor o menor interés por separar el placer sexual del amor.
Pero, incluso por encima de lo que se nos enseña a mujeres y hombres, existen factores que pesan más sobre la decisión de tener o no sexo casual, y estos experimentos ilustran uno de los más importantes: la percepción del riesgo. Las mujeres a menudo enfrentan más advertencias sociales sobre la seguridad en entornos desconocidos, especialmente en contextos sexuales (sin duda como reflejo de la realidad en que vivimos); los hombres, por otra parte, están menos condicionados socialmente a percibir los encuentros casuales como riesgosos.
En suma, nuestra percepción y evaluación con respecto a una serie de factores de los que no siempre tenemos conciencia, guían muchas de nuestras decisiones sobre qué conductas sexuales consideramos deseables o aceptables. Por ejemplo, un estudio analizó la relación entre la sociosexualidad y la forma en la que percibimos hábitos como el uso de maquillaje. A partir de una serie de fotografías de distintas mujeres, las personas que participaron en esta investigación tomaban decisiones sobre el nivel de sociosexualidad de cada una de ellas. Los resultados mostraron que las mujeres que usan más maquillaje son percibidas como más abiertas o liberales y más dispuestas a tener encuentros sexuales casuales. Sin embargo, en entrevistas separadas con las mujeres fotografiadas, se determinó que esta percepción no coincidía con la realidad.
¿Cómo impacta la sociosexualidad nuestra vida?
Las personas que se consideran poco sociosexuales generalmente necesitan un vínculo emocional profundo para disfrutar de una experiencia sexual y tienden a tener menos parejas y menos encuentros casuales. También, los estudios han encontrado que las personas menos sociosexuales prefieren comprometerse en relaciones de larga duración y suelen vincular el sexo con la intimidad emocional.
Por el contrario, quienes tienen niveles altos de sociosexualidad no sienten que la intimidad o el compromiso sean necesarios para tener relaciones sexuales satisfactorias. Estas personas suelen tener más parejas sexuales y relaciones más cortas, las cuales disfrutan sin sentir que les “falta” algo. En otras palabras, el sexo es algo que tienen cuando sienten deseo y no cuando sienten amor.
Finalmente, aunque aún queda mucho por investigar, sabemos que la sociosexualidad no es requisito indispensable para tener una vida sexual satisfactoria. La diversidad de actitudes hacia la sexualidad es reflejo de nuestra propia complejidad. De hecho, la posibilidad que tenemos de disfrutar del sexo y de las relaciones depende de muchos factores. De estos, uno de los más importantes es el autoconocimiento, que implica preguntarnos, entre otras cosas, cómo concebimos la conexión entre amor y sexo.
Quiero escuchar tus opiniones y tus dudas, por lo tanto te dejo este foro para hacerlas: foto sobre sociosexualidad
Referencias
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actuales con los de hace 10 y 20 años? XIV Congreso Nacional de Educación Sexual y Sexología FEMESS.
Puerto Vallarta, Jalisco.
2. Fernández Del Río, E., Ramos-Villagrasa, P. J., Castro, Á., & Barrada, J. R. (2019). Sociosexuality and Bright
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