Por: Diablurs
El 23 de septiembre se conmemora el día mundial de la bisexualidad, la orientación sexual que agrupa a las personas que sentimos atracción hacia más de un género. Aunque en junio toda la bandera (y varias marcas…) se junta para marchar y celebrar el orgullo, me parece importante que existan fechas para conmemorar a cada una de las identidades y orientaciones de la diversidad sexogénerica.
Úrsula Sahagún aka Diablurs es
Activista por la autonomía corporal, modelo y artista multidisciplinaria. Su fuerte es el desarrollo creativo de piezas informativas con enfoque en diversidad. Con su trabajo busca reconfigurar las narrativas que atraviesan el goce y se cuestiona entre muchas cosas, las posibilidades sexoafectivas.
Me parece que las personas bisexuales atravesamos una situación compleja en términos de aceptación incluso por parte de la comunidad misma. Es común escuchar comentarios biofóbicos por parte de mujeres lesbianas, y desde la norma, la bisexualidad seguido es reducida a una etapa, promiscuidad o confusión.
Otra narrativa que atraviesa la bisexualidad es la idea de que esta es binaria, dejando fuera a las identidades trans y no binaries. Esto no podría ser más falso, ya que la bisexualidad no se refiere a la atracción puntual hacia hombres y mujeres, sino hacia más de un género, y esto me parece uno de los principales diferenciadores con la pansexualidad.
Bisexualidad y Pansexualidad
Las diferencias entre bisexualidad y pansexualidad pueden ser sutiles, pero son importantes y están relacionadas principalmente a cómo las personas experimentan su deseo. Ambas orientaciones están dentro del espectro de atracción hacia más de un género, pero hay algunas diferencias en el enfoque que hay que tomar en cuenta para decidir cómo nombrarnos.
Aunque las personas bisexuales podemos sentir atracción hacia más de un género, el género de la persona a la que nos sentimos atraídes puede tener un papel en la experiencia de atracción. Por otro lado, la pansexualidad se plantea como la posibilidad de sentir atracción por las personas más allá de su género.
Personalmente, me encanta lo que propone la pansexualidad, pero es cierto que mi deseo, aunque es amplio y diverso, sí tiene diferenciadores que se basan en el género. Mis fantasías, expectativas y niveles de deseo cambian de un hombre, a una mujer, a una persona trans no binaria, pero la posibilidad de experimentar atracción romántica y sexual hacia todas ellas se mantiene en pie.
Más allá de los matices que nos hagan nombrarnos de una forma u otra, algo que hay que señalar es que tanto la bisexualidad como la pansexualidad sufren un borrado. Ambas orientaciones desafían la idea de la monosexualidad (atracción hacia un solo género), y eso desde la norma se traduce a confusión o indecisión.
¿Por qué nombrarnos con una etiqueta?
Me parece fundamental que existan fechas y espacios para reflexionar sobre las narrativas que atraviesan nuestras orientaciones e identidades y dignificarlas desde la comunidad. Creo que esto solo es posible si desde lo individual contamos con términos que nos colectivicen. Aunque llegar ahí está lleno de matices, es importante tener presente que nombrarse es también un ejercicio político.
Mi fluidez sexual y la exigencia por una orientación sólida mucho tiempo fueron un impedimento para nombrarme con cualquier etiqueta.
Parece que una exigencia que recae sobre les bisexuales para nombrarnos con esa etiqueta es sostener los mismos niveles de deseo para cada género. Ese es el doble filo de las etiquetas, la exigencia de universalizar todas las experiencias que se nombren bajo un mismo término.
Estos fueron algunos de los temas expuestos en el último livestream que hice con JOYclub el pasado 23 de septiembre. Te nombres cómo te nombres, JOYclub seguro tiene algo para ti.
Me encantaría leer tus opiniones al respecto, por lo que abrí un foro aqui: Foro "¿Por qué nombrarnos bisexuales?"
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