Por: Paola Aguilar
¿Por qué cuando le cocinamos a alguien, o al menos yo, usualmente le preguntamos qué se le antoja, si tiene alguna alergia, si come o no carne, pero cuando cogemos no preguntamos nada y solo asumimos que a la otra persona le va a gustar lo mismo que a nosotres? ¿Cómo podemos cambiar esto?
Paola Aguilar es periodista de formación y es embajadora de JOYclub México. Es cohost del podcast "Coger Rico & Amar Bonito" y escribe y crea contenido sobre relaciones de pareja, sexualidad y no monogamia, siendo publicada en medios como Este País, VICE en Español y Revista Unam.
No nos damos cuenta, ¡pero hay un montón de cosas que asumimos en el sexo!
"Que en el sexo hetero ambas personas van a querer penetración", "Que si una persona penetra con el condón puesto no hay problema si se viene adentro de la otra", "Que a todo el mundo le gusta besar", "Que termina una vez que el hombre haya tenido un orgasmo", "Que el sexo entre mujeres tiene que tener sexo oral".
Y no siempre es así, por más “común” que sea una práctica, habrá personas a las que no les guste. Una vez mientras tenía sexo con un hombre, él me preguntó si yo disfrutaba la penetración, si quería que sucediera o no, ningún hombre me había hecho esa pregunta, ¡solo asumían que en algún momento de la cogida tenía que pasar! Y si te da ansiedad estar preguntando cada cosa, puedes preguntar antes del sexo si tiene algún límite, si hay algo que no le guste y si hay algo que super quiera que suceda y que con confianza puede decirte si algo surge
También es una forma de “hablar sucio”
- ¿A ti te gusta ____? Porque yo no dejo de pensar en hacértelo a ti”
- “Si no te late ____, no te preocupes, tengo muchas otras ideas en la cabeza de cosas que podemos hacer”
- “Si es que quieres ____, tú solo pídemelo”.
- Hasta puedes inventarte un juego:“Si quieres más fuerte haz _____ y si quieres menos fuerte haz ______” o “Agarra mi mano y enséñame exactamente cómo te gusta que te toquen”,
didáctico ante todo. Las posibilidades son infinitas.
También es una forma de autoconocimiento
En el momento en el que alguien nos pregunta sobre nuestro deseo y placer, no hay forma de que no tengamos que buscar la respuesta en nuestra mente, así que siempre aprendemos algo nuevo de nosotrxs, ya sea meditar si algo se nos antoja o no, reafirmar algo que deseamos o un límite que tenemos o practicar comunicarlo a la otra persona. Quizás en esa pausa logramos nombrar una fantasía o un kink que no teníamos tan claro.
No siempre tendremos ganas de lo mismo
Aunque estemos teniendo sexo con la misma persona, es posible, incluso probable, que lo que le prendió la vez pasada hoy no lo haga o no tanto. Los seres humanos somos diversos, tal vez un día tenemos antojo de sexo rudo pero otro día preferimos sexo más suave o romántico, quizás bajo ciertas condiciones nos gusta la estimulación anal, pero en otras no. Hay muchos factores que influyen: si nos tenemos cada vez más confianza, tal vez queremos probar cosas nuevas, si la otra persona está caliente pero cansada, es mejor que adecuemos el sexo a sus niveles de energía, etc.
Preguntar para vencer el miedo
¿Cuántas veces nos ha pasado que tenemos ganas de algo pero ni lo proponemos porque asumimos que la otra persona dirá que no?
¡Y así vamos perdiendo y perdiendo oportunidades de vivir auténticamente nuestro deseo, solo por miedo!
Preguntar es una forma de poner nuestro deseo sobre la mesa y averiguar si existe convergencia con el deseo de la otra persona. Nos enfrentamos al rechazo, sí, pero también a la posibilidad de que nos digan que sí.
Cuéntanos qué opinas sobre este tema y tus experiencias. Te invito a compartirlo aquí: Foro "Preguntar durante el sexo"
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